25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Contracorriente: La “chiripiorca” de Gaviria

Ramon Elejalde

Por Ramón Elejalde Arbeláez (foto) 

“Chiripiorca”, palabra no castiza, pero que puso en vigencia Roberto Gómez Bolaños para significar el “Cambio patológico en el comportamiento o ánimo de una persona como efecto de su enojo, frustración o susto”. Efectivamente me estoy refiriendo a la airada reacción del expresidente César Gaviria cuando lo llamó Alejandro Gaviria a notificarle que asistiría a la reunión que está programando la Coalición de la Esperanza, con miras a unificar el centro y enfrentar el próximo debate electoral con un solo candidato, escogido democráticamente entre los que este espectro de la opinión presenta a los colombianos. He respetado al expresidente Gaviria como persona y como director del liberalismo. Soy de los pocos que creo que Gaviria Trujillo asumió un terrible desgaste cuando se convirtió en jefe de los rojos y que esa pesada carga de dirigir un partido hoy anquilosado, sin idearios y copado por parlamentarios, cada uno con su agenda propia, le traería más negativos que positivos. 

Seguramente todas esas falencias del liberalismo han llevado al expresidente a cometer más errores y a equivocar el camino. No ha podido encontrar el sendero y la reingeniería tan útil a estas alturas de la historia y por el contrario cada día la organización se hunde más en el fango. Hoy ya no somos el partido mayoritario, de masas, abanderado de las causas populares. Hoy estamos entre el montón y con síntomas de seguir perdiendo presencia electoral. No somos siquiera opción de poder. Los males de la patria, son nuestros propios males, aumentados en grado sumo.  

Muchos vimos con esperanza la aparición en escena de un hombre joven, doctrinario, sensato, economista, académico y con un futuro promisorio como Alejandro Gaviria. Lo percibimos como la salvación del liberalismo, pero el expresidente Gaviria Trujillo lo ha mandado al carajo por odios y rencillas que de vieja data tiene. Nos habíamos comenzado a ilusionar. Primaron los personalismos y el deseo de tener títeres a su servicio, que personas con carácter, decididos a guiar al partido y al país por senderos de transformaciones y espíritu renovador. El exmandatario profundiza más la fosa donde dejará el despojo de un partido otrora grandioso.  

Veo al liberalismo sin candidato, con un sector popular y de tendencia socialdemócrata mirando hacia Alejandro Gaviria, Gustavo Petro, Juan Manuel Galán o Juan Fernando Velasco y con una oligarquía liberal pretendiendo entregar los restos del liberalismo a un candidato de la extrema derecha o la derecha vergonzante, donde están Alex Char, Enrique Peñaloza, Fico Gutiérrez, David Barguil y Dilian Francisca Toro, que parecen ser los posibles salvavidas del naufragio del Centro Democrático y sus candidatos.  

Todo este panorama enrarecido de la política colombiana está beneficiando la candidatura de Gustavo Petro, a quien la opinión visualiza como una opción viable de verdadero cambio. Por mi parte, continúo ilusionado con el nombre de Alejandro Gaviria y no me siento vinculado a las “chiripiorcas” del doctor César Gaviria. Los partidos políticos no se pueden conducir al golpe de rabietas.