28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Contracorriente: Fungiendo de aviones

Ramon Elejalde

Por Ramón Elejalde Arbeláez 

El anuncio del Gobierno de prestarle a la empresa Avianca la suma de trescientos setenta millones de dólares con recursos del Fondo de Mitigación de Emergencias (Fome), ha levantado una ola de indignación entre la opinión pública por varias situaciones que no han sido aclaradas ni por las autoridades ni por los beneficiarios del crédito. 

A nadie escapa que la matriz de la empresa Avianca trasladó su sede de Colombia a Panamá, con todas las consecuencias tributarias que esta decisión engendra. Entre nosotros dejaron pequeñas personas jurídicas como Avianca S. A. y Deprisa. Igualmente es importante decirlo que la mayoría accionaria pertenece a firmas extranjeras, algunas con origen en paraísos fiscales. Nada edificante hasta ahora.  

Avianca representa algo más del cincuenta por ciento de las rutas aéreas que tiene el país y afirma el Gobierno que genera unos quinientos mil empleos entre directos e indirectos, lo que ponen en duda muchos entendidos en el tema. Reemplazarlos en las operaciones nacionales de carga y pasajeros, afirman los defensores del crédito a la empresa, requeriría de más de cinco años. En este argumento también existen discrepancias con algunos expertos en el tema.  

Los problemas económicos de Avianca vienen de tiempo atrás de la pandemia, de hecho se encuentra acogida al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras en Estados Unidos. Su accionista mayoritario, el señor Efromovich, hoy detenido en Brasil por posibles actos de corrupción, había perdido el control de la empresa con acreedores con títulos por cerca de quinientos millones de dólares, que la empresa, en tiempos normales, no estuvo en capacidad de pagar. Se afirma que las deudas de la aerolínea son superiores a los siete mil millones de dólares, lo que nos indica que el crédito que anuncia el Gobierno parece ser una aspirina para pretender curar un cáncer bien agresivo. Todo presagia que este crédito no tendrá un final feliz. También se sostiene que la aerolínea solo cuenta con cinco aviones propios y los demás los tiene por leasing. Un panorama realmente oscuro y de pronóstico muy reservado.  

Una empresa quebrada, con su propietario en la cárcel por posible corrupción, con deudas exorbitantes, con pocos aviones de su propiedad al servicio de los usuarios, que tiene su sede en otro país, es la que recibirá del Estado colombiano algo así como 1,4 billones de pesos. Haría más el Gobierno inyectándole ese dinero a otras aerolíneas nacionales y decretando una apertura de cielos o prestando ese dinero a otras empresas nacionales que están en serias dificultades para mantener su producción y la mano de obra que requieren.  

¿Está el Gobierno perfumando un bollo para beneficio de unos prestamistas colombianos? ¡Vaya uno a saberlo! Todo indica que así es.