
Por Ramón Elejalde Arbeláez (foto)
La crisis en la construcción de Hidroituango, que tiene al proyecto fuera de control, ha dejado las arcas de Empresas Públicas en serios aprietos y proyectando escenarios futuros para poder sortear las eventualidades que se le presenten y salir lo mejor librada del trance. Esas dificultades de la hidroeléctrica también han desnudado dos hechos preocupantes y notorios: el sobreendeudamiento y la macrocefalia burocrática que tiene EPM. Así pues, son realmente tres los megaproblemas de la que ha sido nuestra empresa emblemática y no uno como creemos los colombianos.
La responsabilidad que tiene el H. Concejo de la ciudad no es pequeña y estoy seguro, sin ser ingeniero, pero aplicando sentido común, de que mientras no se conozca la realidad de lo que sucedió en casa de máquinas de la hidroeléctrica no se deben tomar decisiones de vender activos de la Empresa. Mi argumento es muy sencillo: Si al abrir el túnel de la casa de máquinas y volver a tener bajo control la obra, la ingeniería conceptúa que la obra es inviable por cualquier circunstancia, no creo que sea necesaria la venta de los activos o al menos todos los propuestos. Por el contrario, si hay viabilidad de continuar la construcción, el dinero para recaudar se debe proyectar conforme a las necesidades descubiertas y realmente valoradas. Me atrevo a realizar esta propuesta por la improvisación con la cual se ha manejado la crisis y la entiendo, estamos frente a un hecho incontrolado y de futuro incierto. Para muestra un botón: se dijo que en octubre de este año se podría ingresar a la casa de máquinas, luego que en febrero del año entrante y estoy seguro de que en esta segunda fecha tampoco se podrá hacer. Innegable que podamos correr el riesgo de vender activos y quedarnos sin estos y sin hidroeléctrica y volver lo recibido “plata de bolsillo”, como decían los abuelos. (Lea la columna).
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