18 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Condenas, crímenes y lamentaciones que podrían evitarse  

Claudia Posada


En este punto recordemos al expresidente Virgilio Barco quien también habló de las bondades de la hoja que cultivan nuestros campesinos, y de los altos perjuicios del proceso en el que, con químicos altamente dañinos, la convierten en la siniestra cocaína. 

Por Claudia Posada

Cuando hace algo más de cuarenta años, Álvaro Gómez Hurtado planteó la conveniencia de legalizar el consumo de drogas psicoactivas, tal vez Colombia era distribuidor mas no consumidor al grado, lamentable, que lo es hoy. Ahora, la situación en torno al uso de sustancias ilegales, ha llegado a complicarse brutalmente como todo lo que produce alarmas pero que no se resuelve a tiempo para atajar oportunamente gravísimas repercusiones. Cuando se atraviesan posturas radicales, las que impiden el raciocinio sensato, el análisis sereno y la exposición de planteamientos argumentados para los análisis de rigor, sucede lo de tantas veces en la historia de crisis y conflictos: Condenas, litigios, guerras, violencias, crímenes, lamentaciones. 

El discurso del presidente Gustavo Petro ante la ONU, entre mariposas amarillas, la guerra inútil contra las drogas, la mención a los que han sido discursos hipócritas, la paz, la selva, las bellezas de “mi país” y la crisis climática, asomó su talante crítico con respecto a los poderosos que dominan el mundo. Para colombianos de trayectoria en distintos matices de la política nacional, así como en personalidades instaladas en sus tribunas de oposición al gobierno actual, su discurso estuvo desde cargado de “pendejadas” hasta calificarlo de “vergonzoso” ante el mundo, señalando además al mandatario de “incapaz” para solucionar los problemas de Colombia, mientras, dicen, “culpa a los demás” de lo que no se ha podido resolver entre nosotros. 

Para otros, la intervención de Petro fue magistral, resaltan las grandes diferencias entre la profundidad del gobernante de hoy, y la superficialidad de su antecesor Iván Duque; se recordó como el expresidente entró al recinto de la asamblea de la ONU, en su momento, atribuyéndose virtudes personales, para luego generalizar apoyándose en los lugares comunes de los discursos. Son, veámoslo así, simplemente dos enfoques diferentes enmarcados en objetivos distintos.  

Gustavo Petro, cuya intervención fue de escasos 20 minutos, se detuvo en señalar cómo la coca, “planta sagrada” para los Incas, no debería ser perseguida. En este punto recordemos al expresidente Virgilio Barco quien también habló de las bondades de la hoja que cultivan nuestros campesinos, y de los altos perjuicios del proceso en el que, con químicos altamente dañinos, la convierten en la siniestra cocaína.  

Lo cierto, científicamente, según estudiosos que ni en lo más mínimo tienen que ver con posiciones ideológicas o políticas que son las que alimentan la polémica con respecto a la Marihuana y a la Coca, es que estas plantas como tal, no son el problema; por el contrario, sus hojas podrían ser para Colombia una fuente importante de ingresos para sus cultivadores, y debidamente tratadas, utilizadas y medicadas, alternativa beneficiosa para el tratamiento de muchas enfermedades. 

Muchas dudas se han creado alrededor del discurso del presidente Petro, dado que planteamientos fundamentales, presentados por él de manera escueta, es decir, sin muchas explicaciones porque parece que quiso tocar varios tópicos en tan pocos minutos, son sacados de contexto; por lo tanto, es evidente que han sido mostrados así por dos razones: la mala fe que tergiversa la intensión de lo expresado, o la ignorancia que es entendible en quienes hablan de lo que no saben.