Entre observadores políticos y congresistas de todos los colores, luego de todos los incidentes políticos que rodearon el tema de las objeciones en el Congreso, hay concepto unánime en que el presidente Duque (foto) tiene que mejorar el margen de gobernabilidad en el Congreso.
A la gente que hay hablarle clarito: Si este Gobierno hubiera repartido mermelada, como lo hizo Santos a manos llenas, no lo tendrían tan enredado el Partido Liberal, Cambio Radical y la U. Esa es la gran verdad.
Con el Gobierno de Santos no los diferenció ninguna ideología, y con la cobija de la paz auparon todos los proyectos de Santos para pasarlos derechito, incluida la refirma tributaria alcabalera con el 19% del IVA.
Ahora para el expresidente César Gaviria y el exvicepresidente Germán Vargas Lleras hay que salvar la paz, al precio que sea. Y se olvidaron ya de las críticas que en el pasado reciente le hicieron al proceso.
El Gobierno sufrió una tercera derrota con el asunto de las objeciones. Antes sucedió con el gran recorte a la reforma tributaria, el hundimiento de la reforma a la justicia y el aplazamiento del proyecto de las TIC.
Un senador le dijo a El Nuevo Siglo lo siguiente: “…Esta (la de las objeciones) fue una batalla, larga y dura, pero una batalla al fin de cuentas… Espere que se empiece a discutir el proyecto que ya se radicó sobre que los agresores sexuales no sean juzgados por la JEP sino por la justicia ordinaria… O que lleguen los otros dos proyectos que anunció el Gobierno presentará al comienzo de la próxima legislatura reformando aspectos clave de la JEP… Habrá más y duras batallas sobre la justicia transicional”.
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