La educación científica de hoy debe se interdisciplinar, debe dar prioridad al estudiante, sus intereses y necesidades, y considerar los contextos sociales.
Alexander Cortés Soto*
La enseñanza científica tradicional
Tradicionalmente, se ha entendido que aprender ciencias naturales implica adquirir habilidades, destrezas y conocimientos científicos y tecnológicos, como resultado del estudio y la observación de fenómenos de la naturaleza.
Sin embargo, esa definición se queda corta si se la compara con lo que ocurre en realidad en las instituciones de educación superior y en las demás organizaciones que se ocupan de la enseñanza científica.
La universalización educativa debe ir de la mano de una alfabetización científica y tecnológica. El desarrollo de un país, el cuidado de su medio ambiente y el progreso de su sociedad dependen en parte de la formación científica de los ciudadanos.
No obstante, parece que cada vez disminuye el interés por estudiar ciencias naturales. Esto se manifiesta en los bajos niveles de aprobación de asignaturas como matemáticas, física o química, y en una menor medida, biología.
De cierta forma, esa falta de interés se debe a las formas habituales de enseñar la ciencia. Por lo general, la enseñanza científica se centra en aspectos cuantitativos, operativos, conceptuales y propedéuticos. Por eso, casi siempre se deja a un lado la visión cualitativa, experimental y contextualizada de la ciencia, una visión que ponga en evidencia su utilidad para resolver problemas. (Lea cómo debe ser).
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