16 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Carta abierta de un ciudadano a los empresarios colombianos

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Colombia se desmorona y ustedes miran para otro lado

Colombia atraviesa uno de los momentos más oscuros de su historia reciente. Las instituciones que sostenían a nuestra república están siendo socavadas una a una, y quienes deberían ser los primeros en alzar la voz —ustedes, los empresarios, los banqueros, los constructores, los transportadores— guardan un silencio cómplice que retumba como traición.

Mientras la economía se tambalea y la moral pública se derrumba, ustedes siguen obsesionados con sus balances trimestrales. Prefieren la estabilidad aparente de sus dividendos antes que enfrentar la verdad incómoda: están haciendo negocios sobre los escombros de un país que pierde sus cimientos éticos, jurídicos y democráticos.

¿Dónde están cuando la corrupción corroe los pilares del Estado?

El clientelismo, el oportunismo, y la cooptación institucional están a plena luz del día. Las cortes, los entes de control y hasta las cámaras legislativas están infestadas de operadores políticos con pasado insurgente, muchos de ellos del M-19, reciclados en trajes de magistrados, jueces o congresistas. ¿Y ustedes? Ustedes callan, aplauden si es rentable, y hacen fila para conseguir su tajada.

¿Dónde está su patriotismo cuando la ley es pisoteada?

¿Dónde están cuando los militares —la última reserva moral de la nación— son amordazados o presionados a la pasividad mientras se desarma la autoridad? ¿Dónde están cuando los que defienden la democracia son silenciados, perseguidos o asesinados?

¿O acaso creen que este país se puede gobernar sin justicia, sin libertad, sin verdad, y sin instituciones sólidas?

La respuesta de ustedes ha sido tibia, pusilánime, cobarde. Se niegan a entender que sin Estado de derecho, no hay mercado. Que sin democracia, no hay inversión que sobreviva. Que sin país, no hay empresa posible.

Colombia no solo necesita empresarios exitosos; necesita empresarios con carácter. Con visión. Con valores. Con coraje civil. Empresarios que no negocien con la verdad, ni con la dignidad del país que los ha hecho prosperar. Porque si ustedes no alzan la voz ahora, mañana puede ser demasiado tarde. Y entonces no quedará nada que defender, ni siquiera sus negocios.

Este llamado no es un susurro: es un grito desesperado por el alma de una nación que se les muere entre las manos mientras ustedes cuentan billetes. No se escuden en la neutralidad. No se escondan detrás de las cifras. Este es un momento de definición moral. De actuar o ser cómplices.

Colombia exige liderazgo. No les pide permiso, les pide presencia. Y valentía.

Atentamente,

Un ciudadano que no se rinde. (Nación). (Crédito: Alamy Stock Photot).