25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Cada hora cuenta

Llevamos un año hablando de un excombatiente que, a diferencia de sus compañeros hoy en el Congreso, ha estado caminando en el filo de su condición de delincuente

Por Diana Calderón

El País de Madrid

Es necesario reconocer que atravesamos por un tiempo de ajuste natural luego de un proceso de paz con las FARC, en el que las partes del sistema necesitan encontrar un engranaje sólido para funcionar bien. Y, sin embargo, sería más fácil si el país tuviera una apuesta única por superar la guerra, la del conflicto y la de nuestras conversaciones habituales.

Partiendo de ese entender las transiciones, no ayuda y  por el contrario causa un daño enorme el exjefe guerrillero Jesús Santrich a su partido. Sus presuntos delitos posteriores a la firma del acuerdo de paz, el 1 de diciembre de 2016, no han sido juzgados aún, por una especie de choque de trenes entre las justicias ordinaria y la transicional del post acuerdo (Justicia Especial para la Paz, JEP) y obviamente por el oscuro manejo dado desde el primer día en el caso, en el que han intervenido sin mayores claridades la DEA y otros agentes. (Lea el análisis).