
@petrogustavo
Sin duda la derrota de la consulta de Petro en el Senado puede ser la noticia del año. Porque Petro con la consulta popular tenía un gana-gana en la mano de cara a las elecciones legislativas y presidencial.
No importaba si la consultaba llegaba al umbral. Un número significativo de votos en la consulta era suficiente para visibilizar sus candidatos al Congreso, y obviamente la baraja de aspirantes a Palacio, y tal vez la puerta de su ficha casi segura para llegar a la Presidencia.
¿Qué le pasó a Benedetti? Tal vez su fogosidad no le permitió medir la trascendencia de subir al atril y respaldar la propuesta de la oposición liderada por la senadora Paloma Valencia, en el sentido de resucitar la reforma laboral, como en efecto sucedió. Y el hecho de que Benedetti montara al Gobierno en esta propuesta era la primera derrota implícita de Petro, quien nunca lo autorizó, y sus partidos tampoco.
Aunque aparentemente era una victoria de la aspiración de los trabajadores, el mensaje político fue de la primera derrota del día del gobierno en el Congreso, con un 67 a 13 contundente. La oposición se frotó las manos. Y luego vino la derrota de la consulta popular de Petro 49 a 47.
Ni Petro ni Benedetti ni los partidos allegados al gobierno tienen pruebas ni evidencias claras del supuesto fraude en esta votación. Como ocurre en esta clase de votaciones en el Congreso, los perdedores acuden siempre a refugiarse en estos argumentos que finalmente no llegan a nada. Eso sí, no se puede negar la veteranía del presidente del Congreso, Efraín Cepeda, quien demostró que en esta clase de votaciones tan definitivas las mañas no pueden ser el arma de los ingenuos. Y como Benedetti ha jugado en tantas toldas de diferentes colores, de pronto le dieron de la misma pócima.
En este aspecto, conocedores de los menesteres del Congreso no pasan por alto que al ministro Benedetti, con más de 20 años de experiencia en estos trajines, le faltó control de los votos de quienes iban a votar por el SI, y no sucediera lo que pasó con una congresista quien, a la hora de sufragar a favor, estaba en el salón de belleza. Y como esta, varios que estaban con la consulta no aparecieron a la hora de las verdades… Todos sabemos cómo se aseguran o se amarran estos votos… Y Benedetti lo sabe de sobra.
Los votos de la oposición estaban cantados. Y Benedetti tenía que asegurar los del SI, y trabajar a los independientes. Algunos analistas políticos se preguntan si este episodio le hubiera sucedido a un Roy Barreras… Tal vez no.
Por eso algo algunos observadores más perspicaces están diciendo que a lo mejor Armando Benedetti está sirviendo más los intereses del expresidente Juan Manuel Santos, que los del presidente Petro.
Porque en política los que saben de traición se entienden muy bien, dicen estos observadores de estos eventos del Congreso, donde la palabra lealtad no se conoce.
El presidente Petro acaba de recibir una derrota que nunca estuvo entre sus cuentas, tal vez por el protagonismo de su principal “aliado” Armando Benedetti.
Ahora falta ver cómo se manejarán estos hilos de traiciones y lealtades en los debates a la reforma laboral que ya inició sus trajines en la Comisión Cuarta del Senado.
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