
Por José Hilario López Agudelo
El pasado 7 de octubre BBC NEWS publicó un interesante artículo de su editora de clima, Justin Rowlatt X, @BBCJustinR, titulado “Cómo las energías renovables superaron por primera vez al carbón como principal fuente de electricidad en el mundo”, según registros del primer semestre de presente este año, un hito históricoa partir nuevos datos del centro de estudios energéticos Ember. El crecimiento global de las energías solar y eólica fue tan pronunciado que cubrió el 100% de la demanda adicional de electricidad, contribuyendo incluso a una ligera disminución del uso no solo del carbón sino también del gas natural.
Una muy alentadora noticia para la transición energética, pero si entramos a mirar el consumo global de combustibles fósiles – los generadores de los gases de efecto invernadero (GEI) – aparece un panorama distinto, que permite predecir que para el año de 2030 no se logrará reducir el incremento de la temperatura global a solo 1,50 C, medidos por encima de los niveles preindustriales, según lo convenido en el Acuerdo de Paris del 2015, lo que significa traspasar el límite planetario del indicador Cambio Climático y llegar a niveles, que el Instituto de Resilencia de Estocolmo califica como proceso irreversible.
El New York Times en su edición del pasado 28 de agosto, informa que el presidente Donald Trump no solo está empeñado en detener la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles en Estados Unidos, el primer productor y exportador de petróleo a nivel mundial, sino que está presionando a otros países para que flexibilicen sus compromisos con la lucha contra el cambio climático y en su lugar, quemen más petróleo, gas y carbón.
Susana Muhamad, exministra colombiana del Ambiente en un reportaje concedido al Periódico El País de España, publicado en su edición del mismo 7 de octubre, ante los precarios avances del Acuerdo de Paris de 2015, mediante el cual los países desarrollados se comprometieron para el año 2030 a reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero, indica que mientras el petróleo sea parte esencial de la geopolítica del poder capitalista seguirá siendo un obstáculo para la transición energética hacia las energías renovables no convencionales (ERNC).
Las proyecciones indican que el consumo mundial de petróleo seguirá aumentando hasta alcanzar un pico alrededor del 2030, con estimaciones que varían entre los 105,5 y 110 millones de barriles diarios. Después de ese punto, se espera que la demanda comience a estabilizarse o incluso a decrecer ligeramente debido a la ralentización del crecimiento global, a los avances en eficiencia energética y a la transición energética con las ERNC. La demanda de petróleo en los países de la OCDE se prevé que disminuya, mientras en las economías emergentes continuará creciendo.
En lo que concierne al carbón, un importante contribuyente al calentamiento global, en contravía del anuncio de la BBC con que inicié este artículo, el panorama tampoco es muy alentador. Tal como lo registra la Agencia Internacional de Energía, en 2024 este energético seguía siendo la mayor fuente de generación de energía del mundo, una posición que ha mantenido durante más de 50 años.
Aunque resulte paradójico, ante el poco compromiso del mundo desarrollado en reducir la demanda de hidrocarburos, los países en desarrollo, especialmente China, lideraron la apuesta por las energías limpias (ERNC). Si bien China sigue ampliando su parque de centrales eléctricas a carbón, también se mantiene muy por delante en el crecimiento de las energías limpias, añadiendo más capacidad solar y eólica que el resto del mundo en su conjunto. Esto le permitió lograr que el incremento de la generación con fuentes renovables supere la creciente demanda de electricidad y ayudar a reducir la generación a partir de combustibles fósiles en un 2%. India, aunque con un aumento más lento de la demanda de electricidad que China, también añadió una importante capacidad de generación solar y eólica, que se tradujo en una significativa reducción del consumo de carbón y gas.
Lo registrado en estos dos gigantes asiáticos, para Malgorzata Wiatros-Motyka, analista sénior de Ember, «marca el inicio de un cambio en el que la energía limpia se mantiene al ritmo del crecimiento de la demanda». La energía solar ha sido la mayor fuente de nueva electricidad a nivel mundial durante tres años consecutivos, cubriendo el 83% del incremento de la demanda mundial de electricidad. La mayor parte de la generación solar (58%) se concentra en países de bajos ingresos, muchos de los cuales han experimentado un crecimiento inusitado en los últimos años. Esto se debe a las espectaculares reducciones de los costos de los paneles solares.
La energía solar ha visto caer sus precios un asombroso 99,9% desde 1975 y ahora es tan barata que pueden surgir grandes mercados en un solo año, especialmente donde la red de transmisión eléctrica es cara y poco fiable. Pakistán, por ejemplo, importó paneles solares capaces de generar 17 GW de energía solar en 2024, el doble que el año anterior y el equivalente a aproximadamente un tercio de la capacidad actual de generación eléctrica del país.
África también está experimentando un auge de la energía solar, con un aumento interanual del 60% en las importaciones de paneles. Sudáfrica, con un alto consumo de carbón, lideró la tendencia, mientras que Nigeria superó a Egipto en segundo lugar con 1,7 GW de capacidad de generación solar, suficiente para satisfacer la demanda de electricidad de aproximadamente 1,8 millones de hogares en Europa.
América Latina y el Caribe (ALC) también han experimentado un crecimiento significativo en energías eólica y solar, con un 17% de su electricidad generada por estas fuentes en 2024, superando la media mundial. La región lidera a nivel mundial la transición energética, utilizando un 62% de renovables en 2023, impulsado por la hidroelectricidad, pero con una expansión acelerada de la eólica y la solar. Países como Chile, Brasil y México son líderes en la implementación de ERNC. ALC tiene un potencial enorme para aumentar su capacidad renovable y alcanzar la anhelada carbono neutralidad.
Colombia, en especial, tiene un gran potencial para la energía solar y eólica, especialmente en La Guajira, y está impulsando su uso a través del Plan 6GW Plus, logrando que las energías limpias alcancen un 13,87% de la matriz eléctrica en 2025, con el objetivo de llegar al 20% en 2026. Esto es resultado de un marco normativo de incentivos y un aumento significativo en la capacidad instalada, pasando de menos del 2% en 2022 a más del 11,2% en 2025.
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