Por Carlos Mario Restrepo Tamayo
Cuando ya se creía superada la reciente crisis profunda que sufrió atlético Nacional, que lo llevó a ocupar el último lugar en la tabla de posiciones del campeonato, lo que produjo el gran distanciamiento y enfrentamientos entre directivos y barras de aficionados, debido principalmente a las malas y pésimas decisiones en la contratación de técnicos y jugadores, alejando a los aficionados del estadio, surgió en el horizonte providencialmente una luz de esperanza entre aficionados y medios de comunicación, producto de un cambio de actitud por parte del grupo de directivos.
Este hecho tan importante y trascendental, sumado a la contratación de un técnico de experiencia con títulos a sus espaldas a quien se le garantizó plena autonomía en su tarea, acompañado de un grupo de jugadores que sin ser una maravilla, invitaban a soñar con la construcción de un mejor equipo para poder recuperar en algo la imagen deteriorada de esta querida institución perdida en los últimos años.
Lamentablemente todo parece ser flor de un día y eso no puede ser. Tofo se derrumbó como un castillo de naipes. Lo que el viento se llevó y no por el solo hecho que se hayan realizado cambios, sino por la forma como se producen los cambios. Toda la nueva estrategia que se le vendió a los aficionados, basada en una debida planificación a mediano y largo plazo que se aplicaría en el nuevo Nacional, traduciéndose en la venta de 22.000 abonos o una cifra similar y que permitió volver a ver el estadio Atanasio Girardot a full de su capacidad, resultó una mera ilusión y por el contrario tristemente se repite la película de decisiones improvisadas y emotivas.
Así las cosas, Nacional continuará lamentablemente como institución deportiva en caída libre, así llegue a encontrarse con el título del campeonato, porque en Colombia cualquiera lo puede ser, como sucedió recientemente con el Atlético Bucaramanga y hace un poco más con el Deportivo Pereira, ambas instituciones en crisis permanentes, empresariales y deportivas… Y como se dice popularmente, «de cualquier hueco sale un tigre».
Ahora resulta que el «técnico» Salvador Efraín Juárez, con una hoja de vida sumamente pobre y quien hasta hace poco se desempeñaba como asistente del técnico del equipo de fútbol Brujas de Bélgica, ambos despedidos por malos resultados y pésimo rendimiento y lo que es más grave sin ninguna experiencia como estratega en propiedad de un equipo profesional y después de haber sido drásticamente sancionado como jugador de la selección de fútbol de México por hechos graves de indisciplina, después de un partido contra la selección Colombia en el 2010, es premiado con el nombramiento como técnico en propiedad y Salvador del elenco más importante y con más pergaminos del fútbol colombiano.
Después del fracaso de Esteban Escobar como gerente deportivo, quien no acertó en una sola contratación, se contrata en su reemplazo al señor Gustavo Fermani quien según lo cuentan medios periodísticos de la Argentina, salió expulsado del equipo de fútbol River Plate y del Racing Club.
La joya de la corona en este nuevo cuerpo técnico es la llegada de Alejandro Bernal, un jugador de Atlético Nacional sin experiencia como entrenador y quien no es conocido ni fue pedido por el nuevo técnico Efraín Juárez.
En Nacional existen dos grandes personajes del fútbol, reconocidos a nivel nacional e internacional, como lo son el profesor Francisco Maturana ex seleccionador de la selección Colombia, campeón de la Copa América y ganador de la Copa Libertadores con Atlético Nacional, y el señor Rene Higuita quienes después de 5 años o más de su vinculación a la institución, no se les conoce cuál es su función en el equipo.
En reciente entrevista en el periódico El Colombiano Sebastián Arango, nuevo presidente del club Atlético Nacional, a quien le deseo de todo corazón que logre enrutar por el camino correcto a esta querida institución y que se cumplan sus deseos y su premonición, con lo que se comprometió y que quedé plasmado en el titular de esta entrevista: «NACIONAL NUNCA VOLVERA A ESTAR TAN MAL – QUIERO PONER A NACIONAL EN LO MAS ALTO”.
Dios quiera que así sea para que lo ilumine en sus decisiones como capitán de este barco y que el club Atlético Nacional, con el respaldo de la muy querida y respetada Organización Ardila Lule, ambas instituciones imagen y símbolo de la tenacidad de la raza antioqueña le permitan enderezar y darle el rumbo debido a nuestro querido y gran equipo verde de Antioquia.
BUEN VIENTO Y BUENA MAR
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