23 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Altas dosis de estoicismo en el trabajo político

 

Por Claudia Posada (foto)

En víspera del alegre sabor a Feria de Flores, sus fans alistan la pinta, el poncho y el sombrero para disfrutarla; mientras tanto otros, por estos mismos días, pulen el discurso para seducir a los potenciales electores que el 27 de octubre testimoniarán con el voto sus preferencias.

En este sentido, no es de extrañar que, viendo en redes sociales y notas de prensa, fotografías del candidato a la Gobernación de Antioquia, al estudioso Rodolfo Correa, acompañado de personajes del humorismo, la farándula y el medio digital, hayamos creído que, por el entusiasmo de la Feria en la capital antioqueña, el profesor Correa quiso enganchar fiesta y campaña, para dar un golpe de opinión obviamente legítimo y desde luego sensacional en algunos sectores de la sociedad antioqueña.

Pues no, estábamos equivocados; las notas y registros visuales a los que hacemos alusión, son exclusivamente parte de la campaña del Partido Político ASI, al que el candidato Correa pertenece, o por lo menos el que le dio el aval para oficializar su propósito; y no se trata de que él haya invitado a estos ciudadanos famosos en su entorno, a que se unieran a su campaña desde sus propios ámbitos, sino que el humorista Félix David Zuluaga, la influenciadora de redes, modelo y exparticipante en un reality de la televisión nacional,  Katherine Peláez, al igual que el youtuber Alejo Little, quieren ser concejales de Medellín; las fotos entonces, corresponden a sus respectivas inscripciones ante la Registraduría, avalados por la Alianza Social Independiente, ASI.

Como ciudadanos sin inconvenientes conocidos que vayan en contravía de los requisitos para buscar curul en una corporación pública, les está plenamente permitida su aspiración; la que, mirada desde otra perspectiva, podría sonar descabellada o ilusa, sin embargo, hay que recordar cómo, algunos personajes con mucho menor reconocimiento que los mencionados aquí, lograron igual objetivo, aunque finalmente su actividad política no resultó provechosa para ellos, ni para la comunidad.

Por el desconcierto que surge tras observar la trayectoria de  los tres aspirantes al Concejo de Medellín, quienes por lo demás coinciden en decir que quieren entrar al mundo de la política para cambiar paradigmas que son el resultado de muchas realidades conocidas por el pueblo colombiano,  objetivamente se concluye que están en su derecho de incursionar en el quehacer que los habilitaría para representar los intereses colectivos que, según lo expresaron ellos mismos, los mueve a dar el paso que dieron.

¿Pero si son tan exitosos en lo que saben hacer, más allá de la buena voluntad de servir a la sociedad a través del ejercicio de la política, por qué cambiar tan radicalmente de oficio? Creemos que es fundamental para ocuparse de la gestión pública, unos conocimientos mínimos que por lo menos les garanticen moverse con cierta solvencia en algunos escenarios inherentes a la vida pública y en las esferas de poder y decisión, para aportar desde el conocimiento, y desde la experiencia en el relacionamiento con comunidades. Sin olvidar que estar a favor o en contra del algún tema que se esté debatiendo en el recinto del Concejo, o la intervención en un asunto de control político -principal función de los concejales en cualquier municipio colombiano- requieren argumentaciones sólidas y muy bien fundamentadas.

Dejar las pasarelas, los tablados y la virtualidad, para aterrizar de la noche a la mañana recorriendo barrios y corregimientos con sus conflictos sociales graves, necesidades, y violencias de todo orden, amerita alejarse del “realismo ingenuo” conectando la mente al corazón, o lo que es lo mismo: Entender que en los espacios del trabajo político, no vale solamente la buena voluntad de servir, se deben tener altas dosis de estoicismo.