“…todo está a favor de las izquierdas como si hubiéramos adquirido una especie de estupidez colectiva. Cuanta majadería proponen o defienden es percibida como lo políticamente correcto mientras que lo que proviene del otro lado es visto como odio, venganza, guerra… Esa es la película que transmiten los educadores, la iglesia, los medios y muchos sectores políticos.” Saúl Hernández Bolívar.
La palabra hijueputa es una vulgaridad, valga la redundancia, propia del vulgo ─ ese su origen etimológico ─, muy usada en Colombia y no sólo por aquel sino por todas las clases sociales. Se usa, igualmente, para alabar la buena o la mala calidad de una cosa o las cualidades de una persona: “un carro el hijueputa o del putas” o “qué hijueputa carro tan malo”; “un ingeniero el hijueputa”, etc., o, también, para insultar a alguien o, simplemente, como saludo entre amigotes y aun para desafiar, con la razón o sin ella, a otra persona, pero casi nunca para ofender a un ser humano, por ser el hijo de una mujer dedicada a la profesión más antigua, pues tiene que ser uno muy ruin y miserable para usar esa acepción. Sus acepciones son muchísimas. (Lea la columna).
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