28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Alminar: El alcalde y el carro eléctrico

La solución para el problema de la contaminación no es imponer un pico y placa los sábados, esos son paños de agua tibia

“La contaminación es un arma de destrucción masiva.”

Por José León Jaramillo (foto)

Es un hecho notorio que la calidad del aire de Medellín es pésima y que sus partículas de hollín y los bacilos que en éste se encuentran, generan toda suerte de cánceres e insuficiencias respiratorias (EPOC), sin que podamos olvidarnos de las enfermedades cardiovasculares, ni de las dermatológicas y mucho menos de las alergias, ni del asma, ni de las demás enfermedades que igualmente esta produce o empeora y que nos afectan a todos, sobre todo a los niños y a los ancianos y ello se debe a que estamos próximos alcanzar un millón y medio de automóviles y unas 800.000 motocicletas rodando por las muy estrechas calles de esta villa; vehículos, todos ellos, que desprenden toneladas de dióxido de carbono, de óxidos de azufre, de nitrógeno y contaminación por ruido, contaminantes que nos están asesinado, al punto de que los investigadores aseguran que, por estas causas, cada tres horas muere una persona en Medellín. La muerte por EPOC es lenta pero segura y muy dolorosa, pues todos estamos aspirando una especie de basuco, suspendido en el aire.

¡Hay que hacer algo y pronto contra este sicario ambiental! Hay que sustituir los vehículos y motocicletas a diesel y a gasolina, por vehículos eléctricos y punto. Ello no da más espera ni se necesitan más debates insulsos, en un valle que no permite que los vientos conduzcan esos contaminantes a otros lares sino que los mantiene suspendidos sobre nuestras cabezas y las de nuestros hijos. (Lea la columna).