25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Alminar: ¿Democracia o cleptocracia?

¡EL FISCAL TIENE TODA LA RAZÓN!

Por José León Jaramillo Jaramillo (foto)

¡Urge una constituyente!

El señor Fiscal General de la Nación (e), el doctor Fabio Espitia Garzón, un hombre serio y estudioso, en su intervención ante la conferencia hemisférica que tuvo lugar en la ciudad de Cali, denominada “Corrupción y sus posibles soluciones”, expresó, en síntesis apretada, que, al parecer, la elección popular de alcaldes y gobernadores “…ha sido una de las mayores fuentes de corrupción…” y, para reforzar su dicho, aseguró que al elector se le pagan sus apoyos o su voto en la urnas, en el momento en que ejerce su derecho o, posteriormente, adjudicándole contratos o logrando que la jurisdicción retarde sus decisiones, para garantizarle así su impunidad frente a sus violaciones al ordenamiento.

Tiene toda la razón el señor Fiscal, tenemos que enderezar el rumbo. Creíamos que la elección popular de gobernadores y alcaldes fortalecería nuestra democracia y que solo llegarían a ocupar estos cargos, los más capaces y los más honestos, pero nuestras predicciones fueron todo un fracaso, pues a ocupar estos cargos han venido llegado desde entonces, por lo menos, en las grandes ciudades, toda suerte de politiqueros corruptos y deshonestos, de pícaros y de ladrones, quienes se quieren enriquecer sin límites y sacar en cada elección una mayor tajada, apoderándose de todo lo que se puedan apoderar de la cosa pública y para ello cuentan con el apoyo de algunos grupos del sector privado, de todos ampliamente conocidos, de las guerrillas, de las bandas criminales y de los narcotraficantes e igualmente de sus propias estructuras criminales de poder, las que les garantizan su permanencia en las instituciones que saquean. Lo único que esas elecciones nos han dejado son pérdidas multimillonarias, compra de votos, corrupción, hambre, violencia y más miseria.

No es posible que nadie honesto llegue a estos cargos, pues las altas sumas que demanda una campaña solo las pueden financiar empresarios deshonestos, guerrilleros o narcotraficantes. El mismo Álvaro Gómez Hurtado, decía que él no tenía los recursos suficientes para poder aspirar a ser alcalde de Chía.

Los mamertos y los demás politiqueros pusieron el grito en el Cielo y le exigen a fiscal retirar sus palabras, pero los hechos le dan toda la razón al jefe del ente investigador, pues según la Misión de Observación Electoral, (MOE), citada por la FM“…del primero de enero al 31 de agosto DE ESTE AÑO121 alcaldes han cometido actos corruptos, entre ellos, 84 que actualmente están siendo investigados, igualmente el informe reveló que se han registrado 34 condenas contra mandatarios locales…” “…38 gobernadores de diferentes departamentos también cometieron hechos corruptos; 35 son investigados, mientras que tres han sido condenados.” El informe es preocupante: https://www.lafm.com.co/politica/121-alcaldes-han-cometido-actos-de-corrupcion-dice-la-moe

Sin que tampoco podamos olvidar los casos del Gobernador de Cundinamarca, Álvaro Cruz, el de Samuel Moreno Rojas, con el famoso “carrusel de la contratación”, el de la recompra de las acciones de la empresa de Energía de Bogotá y muchas otras que ya fueron denunciadas durante la gestión de Petro. Tampoco podemos olvidarnos de las gestiones de Fajardo, el dilapidador, como alcalde de Medellín (Orbitel, Hidroituango) y como gobernador de Antioquia, ni de las de Aníbal Gaviria, con sus Parques Del Río y la pésima gestión en EPM (UNE, Antofagasta, Boyic, Ptar, Cururos, Hidroituango, etc) tan trillada en esta columna y que fueran denunciadas por la doctora María Paulina Aguinaga Lezcano, ni tampoco de los crímenes alimentarios en contra de los niños de la Guajira y de todo el país, ni de los multimillonarios derroches publicitarios de Fico, a quien hoy se acusa de un delito electoral, pues, al parecer, pretende dejar a una ficha suya al frente de la alcaldía para que le apalanque sus futuros proyectos políticos, sin dejar de reconocerle que su gestión fue mucho mejor que las de Sergio y Aníbal.

En mi opinión no quiso, el señor Fiscal, afirmar que la designación a dedo del gobernante de turno fuera preferible a la selección democrática de alcaldes y gobernadores, sino que nuestra “democracia” está enferma, pues el diagnóstico más favorable nos indica que no se trata de una democraciasino de una CLEPTOCRACIA. Es decir, del gobierno de los peores, de los bandidos, de los ladrones, de los rateros, de los narcotraficantes, de los amigos de lo ajeno, de quienes se apoderan de la cosa pública en su propio beneficio y en desmedro de las clases menos favorecidas.  El procurador Ordóñez, en la entrevista que le concedió a Juan Gossain, coincide con el Fiscal, cuando asegura: “…que el alto costo de las campañas electorales hace que los ganadores retribuyan a sus financiadores pagándoles con los recursos oficiales…” y que la corrupción había “… avanzado tanto, que muchas entidades públicas han sido tomadas por particulares con el propósito de hacer negocios o proteger sus propios intereses…”

No hay otro mecanismo mejor para elegir alcaldes y gobernadores qué las elecciones populares, pero es necesario exigirles a los candidatos mayores requisitos, pues, por lo menos, para ser alcalde o gobernador se debería haber aprobado un curso de administración pública. Debe acabarse con los directorios politiqueros clientelistas, de todos conocidos y sobre todo con el apoyo económico de terceros, de industriales y banqueros a los candidatos y con la publicidad electoral, ello ante la imposibilidad absoluta del Estado para controlarla y suministrarles, más bien, a todos los candidatos los espacios de televisión suficientes para que participen en debates sobre sus propuestas y pueda así el pueblo aprender a escoger a los mejores. Los debates podrían ser calificados por expertos independientes, teniendo en cuenta la calidad de sus repuestas y entre los tres mejores debería escogerse, en las urnas, al mejor. Fijar estas reglas u otras que realmente operen es lo que debe hacer una constituyente.

Son ingentes los esfuerzos de la fiscalía por controlar el monstruo de la corrupción clientelista, pero ella misma es víctima de ese flagelo que se deriva de las prácticas politiqueras inmundas al interior de la rama y que le impiden ejercer su misión y por ello el país necesita una constituyente, insistimos, que acoja una nueva carta política que regule la mecánica electoral y que adopte normas que hagan imposible el ejercicio de la politiquería y del clientelismo en las tres ramas del poder público y que eviten igualmente, que eventuales tiranuelos que accedan al solio del libertador, puedan pisotearla como en Venezuela, para entregarle la patria a un Estado criminal, dirigido por un dictador, que les cobra a otros países por enseñarles a torturar.

Coletilla 1.- ¡Bien por la Corte Constitucional! Muy preocupante que un magistrado de la Corte Constitucionalhubiere pensado siquiera en declarar exequible la ley de financiamiento, pues esta fue aprobada de la manera más irresponsable posible y a espaldas del país. No fuepublicada ni debatida siquiera, pues como lo dijo uno de los demandantes “no puede ser que los congresistas voten, en un tema tan importante como el tributario, sin conocer lo que están votando. Es que sus decisiones afectan de manera directa la calidad de vida de la gente.” ¿Para qué elegimos parlamentarios? La figura arrogante y pendenciera del ministro de hacienda es más que preocupante. No obstante que la Corte le deja entrever otras falencias que encontró en el texto de aquella, manifiesta que volverá a presentar el mismo proyecto al Congreso. ¡Que arrogancia! ¡Qué ignorancia! ¡Qué terquedad! ¡Qué falta de respeto para con la Corte! Es tan irresponsable, este detestable personaje, que cuando la devaluación está destruyendo el ahorro de los colombianos que pueden ahorrar, sus pensiones y sus cesantías, disparando la inflación y enriqueciendo a banqueros y especuladores, este cínico solo atina a decir que ello le aportara algún billón al Estado. El país necesita un ministro de hacienda preparado, competente, con conciencia social, responsable y serio.