28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Alcalde por favor, “zapatero a tus zapatos”

Por Claudia Posada

Volvemos con lo mismo que ya habíamos mencionado en alguna columna anterior por este mismo medio.

A los gobernantes les toca echar mano de las herramientas comunicacionales para que sus mensajes no se presten a malos entendidos, y para que tampoco sean aprovechados por los contrarios porque sin duda cabe la posibilidad de que querrán darle una interpretación desfigurada. Pero no se trata de que esas estrategias para la comunicación pública sean sugeridas al mandatario por colaboradores inmediatos que conocen de otro campo, se supone que manejan lo suyo, aunque no por eso saben de todo. Aquí cabe recordar cómo es de frecuente, por ejemplo, observar que, en los equipos de gobierno, a los mediocres, e inclusive a los buenos, los roten de un despacho a otro, tal cual poseedores de “multisaberes”.

Los ciudadanos vemos con perplejidad lo común que es esa práctica entre la clase política. Hoy son Secretarios de Infraestructura y mañana de Educación; ayer fueron Secretarios de Hacienda y mañana los nombran en la Ambiental. El asunto es que ninguno se quede por fuera de la repartición así la hoja de vida no coincida para nada con el cargo asignado.

¿Qué pasa con la comunicación pública del alcalde de Medellín Daniel Quintero? ¿Cómo es posible que no tenga – si él no lo sabe, y no necesariamente tiene por qué saberlo- a alguien entre sus inmediatos colaboradores que sepa de correspondencia oficial?

Recordemos cómo un gobernante de alguna administración anterior hacía públicas todas sus comunicaciones a Presidencia de la República cual soberbio mandatario que desestima el protocolo oficial. Y ahora es el señor alcalde Quintero que quizá por desconocimiento, o tal vez porque quienes lo rodean son incompetentes, o porque desatiende las recomendaciones de los que él mismo nombró seguramente creyendo en la experticia que exige el cargo, quien hace semejante oso dirigiéndose a miembros del cuerpo consular de otro país, sin respetar las formas e instancias

Seguramente con toda la buena fe, Quintero Calle se apresuró a solicitar apoyo extranjero. Anticipándose a unos posibles requerimientos en cuanto a profesionales de la salud preparados para atender a todos los pacientes con el Covid-19 que pueden aparecer en las próximas semanas, se le fueron las luces. Todos hemos oído reiteradamente que no hay en el país suficientes médicos con especializaciones que les permitan manejar con la solvencia del caso, la emergencia sanitaria que nos cogió corticos. No es justo, es mañoso, afirmar que, con la solicitud del alcalde de Medellín a Cuba, él está menospreciando a los profesionales de la medicina que ejercen en Colombia. Nuestros médicos, los éticos (y estos son la inmensa mayoría) – el alcalde de la capital antioqueña lo sabe mejor que nadie- son excelentes, consagrados, responsables e indudablemente idóneos.  Una vez más Daniel Quintero propicia la controversia. Y nuevamente sus contradictores se apartan de los razonamientos sensatos para sembrar cizaña.

Las Relaciones Públicas son la herramienta que trata el acertado manejo de los mensajes y estrategias para llegar a los grupos de interés institucional; por ello corresponde a los profesionales de la comunicación corporativa y a los comunicadores organizacionales -no es del ámbito del periodismo- perfilar y poner en marcha el acercamiento a los públicos que se necesitan para conseguir la empatía que va a generar concepto favorable frente a la administración. No es de ninguna manera manipular a tales grupos, mucho menos mentirles, y desde luego no es hacer con ellos relaciones sociales o personales.

Relaciones Públicas es acercarse a los públicos respectivos de acuerdo con el asunto que impacta a determinado sector.

Lo anterior para poner en contexto a los lectores y así reiterar que un relacionista idóneo es aquel tan competente en lo suyo como ha de serlo el periodista en un medio informativo; ambos deben manejar las herramientas que les da la formación académica; aunque es bueno aclarar que para el caso del periodista, siendo el periodismo un oficio, puede desempeñarse sin la academia, pero no sin los principios rectores de su labor, además,  la experiencia en este caso ¡sí qué vale! porque es la buena trayectoria la que cuenta.

¿Acaso en la Administración Municipal que preside Daniel Quintero Calle no hay un relacionista que sepa de correspondencia protocolar y en tal sentido ataje lo que vaya en contravía de un tema tan serio? ¿Acaso no hay en la alcaldía de Medellín, entre el equipo de servidores que fungen como comunicadores, alguno que planee con el rigor y profesionalismo del caso los acercamientos necesarios para que se dé la retroalimentación de insumos informativos pertinentes para tomar las decisiones relacionísticas?

 Parece que no lo hay, o el alcalde lo ignora. Obviamente entes de solicitar apoyo a Cuba -lo que no es ningún pecado- era imperativo reunirse con la comunidad médica de Medellín.