23 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Al oído y en voz baja… María Isabel le creció más la nariz al expresidente Santos… Lo califica de “repugnante”

@JuanManSantos @MIsabelRueda

  • Con la claridad de que hace gala siempre, la periodista y columnista María Isabel Rueda ofrece un excelente análisis cronológico-político de la verdad, «su verdad», que presentó el expresidente Juan Manuel Santos (foto) en la Comisión de la Verdad,

  • «Juan Manuel Santos se puso unas gafas nuevas para acudir ante la Comisión de la Verdad a decir «mi verdad», como insistió varias veces», dice.

  • «Una verdad que evidentemente acomodó para que cuando pidiera perdón, quedara como el protagonista único de haber parado esas horrendas prácticas del Ejército, bajo las que se asesinaba a gente vulnerable y se la hacía pasar por bajas en combate.

  • «Cuenta Santos, por ejemplo, que el respetado general (r) Álvaro Valencia Tovar (q. e. p. d.) -a quien quise y admiré mucho, y de quien fui la amiga a la que él escogió para contarle su gran secreto de dónde tenía enterrado a Camilo Torres- le habría dicho a Santos antes de morir que los guerrilleros no eran sus enemigos, sino sus adversarios. Es verdad que yo le escuché esa tesis; pero jamás le oí decir que en el Ejército colombiano se estuviera practicando la «doctrina Vietnam», consistente en contar cadáveres para medir el éxito militar.

  • … «Hecha esta denuncia, que puede contener muchas verdades acerca de por qué se llegó a esta degradación, ahí es a donde nuestro personaje, «el Señor», como graciosamente se refirió a él Uribe en su entrevista con Vicky Dávila, o el expresidente Santos, para nosotros, dejó mostrar la inmensidad de su mezquindad ante la Comisión de la Verdad. Porque cuando él entró al Ministerio de Defensa, ese reglamento existía.

  • «Yo le creo cuando dice que no le fue fácil, al igual que al presidente Uribe, asimilar la verdad de que esos ‘falsos positivos’ venían ocurriendo. Pero ahí es donde aparece la inverosímil bifurcación ideológica entre Uribe y Santos; porque en aquella época, jamás registramos los colombianos que existiera.

  • «Si Santos dice la verdad, cosa que dudo, mantuvo oculta todos estos años, hasta el viernes pasado, una profunda diferencia de criterios con Uribe, consistente en que mientras su jefe, el Presidente, quería una derrota total de las Farc, su subalterno, el ministro de Defensa, imbuido en las lecciones de Álvaro Valencia Tovar y de López Michelsen, solo quería diezmarlos, para después negociar con ellos.

  • … «Entre los dos sacaron con decisión a una larga lista de oficiales y suboficiales considerados responsables. Y Santos no solo siguió ejerciendo su ministerio de Defensa bajo una visión que, según hoy sabemos, él no compartía, sino que, bajo esas mismas ideas de Uribe, se hizo elegir candidato con su apoyo, y luego Presidente, con los votos del uribismo.

  • «Hoy, cuando Santos está condecorado con el Nobel y saluda con las manos en rezo como lo hace el Dalái Lama, Uribe está arrinconado por la persecución judicial, por la baja de su popularidad y por la proximidad de unas elecciones en las que no tiene claro cómo podrá influir. Momento perfecto para que «el Señor» acuda ante la Comisión de la Verdad a pedir perdón, mientras se acomoda sus gafas nuevas para leer mejor el mensaje que lleva escrito en un papel, con unas memorias construidas básicamente por su imaginación, con el ítem de que el único testigo que puede avalar eso está muerto.

  • «Santos fue ante la Comisión de la Verdad porque ya no tiene cómo exprimir más políticamente al expresidente, su jefe y mentor. Como no sea colgándole la lápida de los ‘falsos positivos’, que dejen a Santos por fuera de ese capítulo para siempre. Eso me parece propio de un carácter repugnante».