El pasado 24 de diciembre, mientras los colombianos festejaban la Navidad, el presidente Duque (foto) firmó el Decreto 1779 de 2020, en el cual se le decretaba el aumento del 5,12 al salario de los congresistas.
Eso indicaba que, a partir de este año, la asignación mensual de los miembros del Congreso de la República pasaría de $32,7 millones a $34,4 millones, un aumento individual de alrededor de $1′700.000.
Más de $14 millones corresponden a los gastos de representación y cerca de $11 millones son de la prima especial de servicios.
Teniendo en cuenta que el país cuenta con 280 congresistas (108 senadores y 172 representantes a la Cámara), la eliminación de los gastos de representación podría traer consigo ahorros por $3.920 millones al mes para el Gobierno, que al año se convertirían en poco más de $47.000 millones.
En un enorme contrate, nuestro excelente columnista Saúl Hernández hace referencia a que, «en septiembre de 2020, los italianos aprobaron un referendo para recortar 345 escaños de ambas cámaras del Congreso, un tercio del total, con el fin de ahorrar 1.000 millones de euros en 10 años.
«Y en Chile, el pasado mayo, Piñera bajó los salarios de los altos funcionarios del Estado, incluyendo el suyo (presidente, gobernadores, ministros y parlamentarios), para usar esos recursos en la atención de la pandemia.
«Aquí, en cambio, ocurre lo contrario: la Corte Constitucional tumbó el decreto que imponía un impuesto solidario del 10% a los sueldos y pensiones oficiales de más de 10 millones mensuales, cuyo objeto era ayudar al sustento de las familias en este trance.
«Y, hace poco, el presidente firmó el decreto 272 de 2021 (marzo 11) mediante el cual se aprueba una prima de entre el 30% y el 60% del salario para magistrados de todo orden».
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