Cada vez que en Colombia se habla de corrupción, se suelen traer a colación cifras que a fuerza de repetirse han quedado grabadas en el imaginario de la ciudadanía.
Una de ellas es que en nuestro país este flagelo mueve unos 50 billones de pesos, que es casi el doble de lo que el Gobierno aspiraba a recaudar con el proyecto de reforma tributaria que tuvo que retirar en medio de la dura oposición y las protestas de la última semana.
Sin embargo, llamó la atención que días atrás el director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, pusiera en duda la citada cifra.
«La corrupción es un problema extremadamente grave en Colombia, sin duda. Pero qué daño le ha hecho a la construcción de confianza entre el ciudadano y el Estado esa cifra absurda, sin ningún estudio serio que la sustente, según la cual se pierden 50 billones al año en corrupción».
El Nuevo Siglo dice que fue el contralor Edgardo Maya Villazón (foto) quien en su momento puso sobre la mesa ese monto billonario y varios informes de la entidad de control fiscal lo reiteraron.
Incluso en una entrevista dada a este diario en enero de 2017 el también exprocurador general fue muy claro en que «el monstruo de la corrupción en Colombia es muy grande, la monstruosidad está en todos los sectores, en todas las regiones. La corrupción la hemos estimado en 40 o 50 billones de pesos, un alto porcentaje del presupuesto nacional».
Desde entonces, no pocos dirigentes, candidatos, analistas y múltiples estudios han utilizado esa cifra como referencia para señalar la dimensión de este fenómeno criminal en nuestro país.
Agrega El Nuevo Siglo que otros analistas sostienen que, por el contrario, esa cifra salió, no de lo que mueven o se roban los corruptos al año, sino de la plata que tratan de apoderarse.
Por ejemplo, en un informe que presentara en septiembre de 2018 el saliente contralor Maya Villazón, un aparte señalaba claramente que «… Igualmente las elecciones populares de alcaldes y de gobernadores, así como de importantes son para fortalecer la democracia local, también han facilitado la labor de los corruptos que van tras una tajada de los casi 50 billones de pesos que cada año, por regalías y SGP (el dinero para la educación, la salud y el saneamiento básico) entran a las arcas de las alcaldías y gobernaciones».
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