28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Agravios a diestra y siniestra

Claudia Posada

Por Claudia Posada  

Juan Manuel Galán Pachón y Rodrigo Lara Restrepo, hijos de Luis Carlos Galán Sarmiento y Rodrigo Lara Bonilla, respectivamente -ambos asesinados- se preparan para recoger las banderas del Nuevo Liberalismo, e ir más allá de un discurso que suene agotado si se trata como un simple matiz del macilento Partido Liberal de hoy. Pretenden, retomar el ideario que defendieron y por el que lucharon hasta la muerte sus padres, desde el momento mismo en el fundaron el ahora revivido partido. 

“Lo que no acepta un pueblo digno y libre es que tales sacrificios no se repartan por igual y que mientras la mayoría de los colombianos afronta precarias condiciones de vida, los grupos minoritarios vivan en la opulencia y el derroche. Estamos en una época en la cual se agudizan los contrastes y los privilegios se han vuelto irritantes. Si el liberalismo no lucha por convertir en derecho de todos lo que hoy es privilegio de algunos perderá su razón de ser y desaparecerá como fuerza política decisoria y de nada servirá la cantidad de cargos públicos que controlen sus jefes regionales”. Éste es un aparte de una columna de Luis Carlos Galán en la Revista Nueva Frontera, en 1981, con el título Los Privilegios de Colombia, y que fuere un llamado de atención que se convirtió en presagio, el que más adelante, en 1982, él describió magistralmente en el siguiente discurso memorable: https://youtu.be/rXBhpOVU_zM 

El carisma y reciedumbre evidentes en el candidato asesinado, quizá no fueron heredados por sus hijos, pero su ideario está, sin duda, en el lenguaje y contenidos ideológicos que transmiten ellos en sus intervenciones públicas.  Hay que desprenderse de fanatismos y sectarismos persistentes en los partidos tradicionales refundidos, para reconocer las profundas diferencias en sus discursos, con los del hombre  de brillante inteligencia inmolado hace 32 años. Ahora, encapsulados y con rótulos que cubren la pobreza ideológica evidente en las últimas décadas hasta el presente, figuras aparecidas en el firmamento nacional de la política colombiana como estrellas sin luz propia, encandelillan con tanta luz artificial. Locura desesperada por el poder -para hacer de las suyas- nos tiene hartos de la clase política plagada de inútiles figurones que cambiaron el discurso profundo, por agravios a diestra y siniestra.