29 septiembre, 2025

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Agosto, botella arrojada al viento

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Por Oscar Domínguez G.

Agosto es un mes con piel de viento. Si del cuero salen las correas, de agosto salen las cometas que chulunguean en el firmamento. O en el éter, dicho sea, en la jerga de los crucigramistas.
Por estos días, las cometas toman la forma del recipiente de tiempo que las contiene: agosto.
Se lo escuché una noche por la Radio Bolivariana (92.3 FM) al co(s)metólogo Rubén Darío Quintero: Agosto no es el mes de los vientos, sino de las cometas. “Novias del cielo”, las llamó el poeta John Sosa en la misma estación radial.
Los cosmetólogos, perdón, los cometólogos que tienen el viento como materia prima de su trabajo, aclaran que enero, febrero y marzo, son más propicios para elevar cometas. Pero esos días una cometa en el cielo es tan exótica como un buñuelo en marzo. O un preservativo en un convento de clausura.
En agosto, entran a Medellín por el norte vientos alisios de dos pesos. Y nos visitan otros vientos de menor cuantía. Pero sirven para elevar cometas, que es de lo que se trata.
Este mes no le niega un ventarrón ni a su mejor enemigo. Es una especie de baño turco en el almanaque porque le pone grafitos al cielo.
Esos grafitos, claro, son las cometas en sus diversas modalidades. Las cometas andan por las calles de agosto con el tumbao que tiene el viento al caminar.
Una nieta le dijo a Gloria Zea: Abuela, las cometas demuestran la existencia del viento. Cito de memoria a Pessoa: Valió la pena vivir solo por ver pasar el viento.
En su libro “Corre que te pillo, juegos y juguetes”, de SM, Pilar Posada, madre, pedagoga e investigadora musical, escritora, compositora, cantante, bloguera, mujer del terrible Esteban Carlos Mejía, nos recuerda que las cometas “aparecieron por primera vez en China, hechas de bambú y seda. Servían para medir distancias, estudiar el viento y enviar señales militares”.
Hay cometas que cada 75 años nos hacen visitas de papa. El más celebre es el cometa Halley que ojalá nunca nos vaya a caer en el dedo gordo del pie. Nos arruinaría el pedicure. De paso, nos dejaría convertidos en polvo de estrellas.
Ilusiones con cola son las cometas que en alguna época los chinches fabricábamos con varillas cogidas en predios del puente del Mico, al lado del Río Medellín. Bajarse los pantalones y fugarse al puente del Mico sin permiso de la mamá, eran sinónimos de adultez.
Mi primera gran pérdida fue un papagayo cuya pita reventó un &%$#” ventarrón. Sesenta años después sigo en busca de mi papagayo hecho por estas manos que insisten en teclear.
Como las novias engañadas que gastan su tiempo esperando la llegada de amores prófugos, el año se la pasa deshojando las margaritas de los días a la espera de la llegada de agosto.
Las cometas – botellas arrojadas al mar del aire- viven con la vida pendiente de un hilo que es el cordón umbilical que las ata al viento.
Como este mes tiene su encanto, veamos algunos personajes que nacieron en jurisdicción de agosto:
Fidel Castro cumplía el 13 de agosto. ¿Tiene un zurdo en su árbol genealógico? Felicítelo el 13: es su día mundial. Los zurdos también son gente, oí por ahí).
Napoleón Bonaparte decidió que su día para nacer era el 15 de agosto. Fue el que dijo que el cementerio está lleno de gente imprescindible. Incluido él.
Leonard Berstein, director de orquesta, y Debussy, le pusieron banda musical a agosto. Lo mismo el escritor francés Guy de Maupassant. (Guy se llamó el primer hermano nuestro, cuenta la crónica familiar. Guy (¿Guido?) nos dejó pronto).
Bogotá y Medellín decidieron que en agosto celebrarían sus fiestas de aniversario.
También nació este me, Neil Armstrong, el primer hombre que puso el pie – mejor dicho, los dos pies- en la luna. Neil aprovechó que no había policías para robarse unas cuantas rocas. Nadie lo denunció ante la comisaría de la esquina.
También irrumpió este mes el escritor ruso León Tolstoi, quien nos enseñó que para pintar el mundo había que empezar por pintar la propia aldea.
Goethe, considerado uno de los hombres más brillantes que ha producido este acabadero de ropa llamado tierra, decidió que era más poético nacer en agosto. Lo hizo el 28, como san Agustín, quien dejó dicho que la riqueza no radica en tener mucho sino en necesitar poco. Y se abrió del parche.
También me vuelvo noche, apago este cachivache y me voy a ver a elevar cometas. (Líneas pasadas por latonería y pintura).