18 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Acerca del asesinato de una modesta mujer

Dario Ruiz

Por Darío Ruiz Gómez 

Se ha hecho una consideración frente al concepto de Historia que adapto para nuestro caso. Qué tal si en vez de escribir “Esto fue lo que determinó el comienzo de la guerra entre el Ejército colombiano y el inventado ejército de las FARC”, comenzáramos escribiendo que ese mismo día el señor Pérez o Díaz   salieron de sus casas hacia el Centro de la ciudad y fueron a una cafetería donde estalló una bomba”. 

En el primer caso nos encontramos con un informe redactado por un Historiador que sólo describe lo que su Organización política le dicta sin que cuenten para él estas historias de las gentes comunes, sus muertes anónimas. Y en el segundo caso nos encontramos con un tipo de relato donde el enfoque se da desde estas vidas particulares de gentes comunes cuya existencia   la guerra terminará desgraciadamente agrediendo. 

Al recurrir al eufemismo que la funcionaria de la CIDH llama “corte de rutas” lo que ella pretende  es  revestir de retórica burocrática el relato que,  enfocado desde el punto de vista, de los directamente  perjudicados agricultores, estudiantes, trabajadoras  que no pudieron llegar a sus trabajos, sacar sus cosechas ante la agresión de grupos violentos que destrozaron su cotidianidad: ya que debió cerrar el pequeño restaurante, el almacencito de carretera, el transporte interveredal y por lo tanto durante más de un mes al faltar cualquier ingreso económicos las gentes modestas han sido llevados al hambre y al desamparo.  

Jamás estuvimos más incomunicados, recordemos, que, en las eras de la llamada expansión de las Comunicaciones, de la cobarde insensibilidad del lenguaje político. Otros tres soldados han sido asesinados en el Cauca por las guerrillas de Márquez y hace una semana fueron otros tres y hace dos semanas otros tres, etc.  

¿Quiénes eran estos muchachos y cómo recibieron las noticias de su muerte sus familias, sus parces de barrio? Recordemos al respecto que las FARC quedaron de dar los nombres de guerrilleras (os) que hubieran muerto en sus filas para que sus familias pudieran localizar sus fosas y hacer la ceremonia de su ausencia. Las FARC, no dejaré de repetirlo, nunca cumplieron con este compromiso y ya nunca sabremos de esas vidas anónimas.  

Derly Pastrana fue reclutada muy joven por las FARC, violada por guerrilleros en una emboscada, una triste vida de muchacha a la cual le arrebataron su adolescencia. Al liberarse entró a encabezar la Mesa de Víctimas de las FARC denunciando abierta y valientemente estos atropellos, haciéndolo con nombre propio como en el caso de la “Teófilo Forero” y el “Paisa”. Este último mandó a matar a su hijo y a su primer marido y sin embargo Derly Pastrana persistió en sus denuncias, haciendo más evidentes la falsa proporcionalidad jurídica de la JEP. Su casa fue destruida en un atentado y ella con sus hijos debió salir hacia Bogotá donde estudió e hizo más claridad   sobre su tarea de reivindicar las víctimas de las FARC y la inequidad guardada hacia estas mujeres víctimas por parte de la Comisión de la Verdad, ya que nos estamos refiriendo a lo que un psicópata en su odio recóndito puede hacer, a lo que este asesinato conlleva como atentado total contra la dignidad humana.  

Su Fundación de ayuda a las víctimas se llama “Caritas felices”. Derly nos seguirá hablando bellamente de la vida y muerte de los seres llamados comunes y nos referimos a esas heroínas calladas que la manipulada “Memoria Colectiva” pretende borrar. 

Sicarios de Márquez y “El Paisa” la asesinaron de ocho tiros dentro de su casa en un barrio de Neiva de estrato 1: su carro blindado llevaba en el taller dos semanas y sus escoltas se limitaban a acompañarla en la calle y no en el interior de su vivienda. 

Naturalmente ante este asesinato ninguna Asociación de Feministas, de Mujeres por la Paz ha protestado o la Congresista María José Pizarro o la excongresista Ángela Robledo, ni Piedad Córdoba ni por supuesto Aída Avello. Las vidas y muertes de las heroínas comunes no están de moda en la Paz Fashion. 

¿Recuerdan el momento en que el funcionario de la JEP dijo públicamente que Márquez y “El Paisa” se habían reportado cuando realmente habían escapado a Fundar Narcotalia? ¿A cuántas personas ha matado   desde la fecha “El Paisa”, un asesino en serie dominado por “la ansiedad de poder y la compulsión sexual”, y quiénes son aquellos que hoy nos deben responder por estos asesinatos que continuarán sucediendo mientras la DHCPI no se pronuncie al respecto?  

La justicia, no lo olvidemos, viene de los justos y no de las leyes. Lo recuerda Claudio Magris: “Uno puede perdonar al asesino de su hijo sólo por la parte que le incumbe, por el dolor que esa muerte le ha producido, pero no tiene ningún derecho a perdonar o no la muerte de su hijo”.