20 mayo, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

¿A cuál izquierda pertenecemos? 

Haga Click

Image Map

Guillermo mejia

Por Guillermo Mejía Mejía 

El 9 de julio de 1.789 comenzaron en Francia, en contra de la voluntad del rey Luís XVI, las discusiones en la Asamblea Nacional Constituyente. Era una asamblea gigante y desde el principio se dividió en dos bandos: 

Un grupo de diputados, eran originarios de la Gironde, un departamento de Francia, y constituía, dentro de la convención, una minoría, pues de 749 diputados, ellos llegaban a 175, un 23%, pero eran una élite dentro de la burguesía, el anterior Tercer Estado, formados en universidades, intelectuales y grandes negociantes. Este grupo era de ideas más conservadoras y defendían una monarquía constitucional y un Estado federado. Por su origen llegaron a denominarse girondinos.  

Por el otro lado, estaban los jacobinos que formaban una especie de club o foro de discusión en torno a los temas de debate en la Asamblea Constituyente que se denominaban a sí mismos “Societé des Amis de la Constitution”. Su sede la instalaron en el convento de los Jacobinos, antes perteneciente a la orden de los dominicos, de donde toman su nombre, no por ellos mismos, sino por sus contradictores que buscaban ridiculizarlos. Uno de sus miembros fue Maximiliano Robespierre.  

La ideología de los jacobinos era de corte radical, antimonárquica, anti-nobleza y contraria a la alta burguesía. Sus aliados, sobra decirlo, eran los sans culottes, los sin calzones- la prenda de los ricos- el pueblo raso. Los miembros de este grupo siempre se sentaban a la izquierda de la presidencia en la sede de la convención y los girondinos a la derecha. De ahí, aseguran algunos politólogos, viene la denominación de las tendencias ideológicas de izquierda y derecha. 

Aquí en Colombia, mientras subsistió el bloque comunista de la URSS y sus satélites de la Europa oriental, hoy en su mayoría pertenecientes a la OTAN; mientras permaneció el maoísmo en China, hoy trocado en un raro sistema de partido único comunista con una economía capitalista y la sobreviviente Cuba, régimen que se aproxima a sus 65 años, el izquierdista era el que defendía ese sistema político y en nuestro país se manifestaba en distintos movimientos guerrilleros tanto que las FARC, recibían apoyo económico e ideológico de la Unión Soviética, el EPL de la China maoísta y el ELN de la Cuba de Fidel Castro. Algunos movimientos políticos, no armados, como el Moir, la UP, y A Luchar, entre otros muchos, simpatizaban con estos grupos guerrilleros y, a veces, eran su voz política. Que se sepa, el grupo guerrillero M-19 no era marxista. 

El Partido Liberal colombiano surgió en el siglo XIX como un ideario progresista en contraposición al Partido Conservador y tuvo unos líderes como Rafael Uribe Uribe, López Pumarejo, que, aunque burgués, sus reformas constitucionales fueron de corte progresista, Gaitán y finalmente López Michelsen, otro burgués, que acabó con el sistema de concesión petrolera e implantó el sistema de asociación que proyectó a Ecopetrol. 

Obvio que no fueron, ni son liberales progresistas, Julio César Turbay con su Estatuto de Seguridad, que hoy sería similar al de Buquele en El Salvador, ni César Gaviria con su apertura económica que nos implantó el neo liberalismo en Colombia. Esos dos personajes desvirtuaron la ideología social demócrata del Partido Liberal. 

Hoy en el mundo existe una izquierda democrática como los gobiernos y partidos social demócratas de España, Inglaterra, los paises nórdicos, entre otros, y aquí en América, México, Brasil, Chile y Colombia, que respetan las reglas constitucionales establecidas en materia electoral y la propiedad privada, pero con sentido social, no la neoliberal. 

La otra izquierda es la no democrática como Cuba, Nicaragua y Venezuela. Pensar que estos últimos modelos de Estado y de gobierno son ideales y vale la pena defenderlos, es nadar contra la corriente y no por criticarlos nos volvemos de derecha. Defender a Miguel Díaz, el sucesor del castrismo de Cuba, a Daniel Ortega de Nicaragua y a Maduro de Venezuela es un atropello a la inteligencia de la gente. Un gobierno que ha generado ocho millones de migrantes venezolanos, desperdigados por el mundo, no es un modelo a seguir, ni tampoco la pobreza de Cuba, ni la persecución a la iglesia católica en Nicaragua. Eso de que es el bloqueo lo que los tiene jodidos es una disculpa. No son demócratas y punto y sus presidentes son dictadores. 

La democracia viene retrocediendo en el mundo y aquí hay pensadores que todavía añoran a Stalin, a Mao y a Fidel por el lado de los izquierdistas mamertos y a Franco y a Uribe por el lado de la derecha recalcitrante. Hay que verlos cantando “Cara al Sol”. Los respetamos, somos buenos amigos, pero nos apartamos de sus anhelos.