15 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: Perdimos el año con Petro

Haga Click

Image Map

Por Gabriel Zapata Correa 

¿Qué puede mostrar el presidente Petro, en el tiempo que lleva de Gobierno?

Muy poco, para no decir que nada. En otras palabras, el presidente Petro ha sonado más por sus polémicas declaraciones y sus más de 100 misteriosas desapariciones, y ausencias en actos oficiales, que por sus obras y realizaciones.

Esas misteriosas desapariciones han generado toda clase de comentarios y especulaciones, hasta el punto queperiodistas como María Jimena Duzán se atrevió a escribir: “Presidente, si usted tiene un problema de adicción, lo invito respetuosamente a que lo devele”, manifestó en una carta abierta publicada en la revista Cambio. Petro le respondió: “mi única adicción es al café por las mañanas”.

No obstante, el presidente continúa con sus desapariciones y ausencias. La última perdida fue entre el 21 y el 23 de diciembre. El mandatario no apareció al acto de lanzamiento de su programa bandera de subsidios “Jóvenes en Paz” en Medellín, al que sí hizo presencia la vicepresidente Francia Márquez. Ni él ni nadie del gobierno ofrece una explicación clara y respetuosa.

En comparación de la realidad de su mandato, con las promesas de su campaña, el balance es pobrísimo. El mismo ha sido consciente, hasta el punto que ha dicho que es necesario otro mandato de izquierda para sacar adelante las reformas propuestas.

El otro aspecto que ha caracterizado el mandato de Petro es que gobierna desde sus trinos. Petro escribió 2.512 trinos desde el 1 de enero al 15 de diciembre de este año, en promedio unos siete por día. Desde su cuenta de X genera polémicas, ataca, contraataca y también se defiende. Y aprovecha su sintonía para lanzar anuncios que más bien parecen cortinas de humo.

Este viernes, por ejemplo, anunció en su cuenta de X que va a recibir a los 20.000 colombianos que, según él, no van a poder seguir estudiando gratis en Argentina por decisión del presidente Javier Milei. “Literalmente son expulsados de ese país”, escribió.

En realidad, esta apreciación del presidente Petro no es cierta, porque el anuncio de Milei es apenas un proyecto de ley según el cual las universidades argentinas podrán cobrarles matrícula a los extranjeros. Sin embargo, la afirmación y la promesa de Petro es un globo lanzado al aire. ¿Cómo nuestra estructura de educación superior podrá absorber 20 mil estudiantes, si solo la Universidad Nacional puede recibir 5 mil cada año en todas sus sedes en el país?

También ha caracterizado su gobierno por jugarle a la polarización. Ha mantenido distancias con los empresarios, y aunque los escucha, no tiene en cuenta sus apreciaciones y sugerencias. Sucedió con los análisis y debates a la reforma a la salud desde que era ministra Carolina Corcho y también con el actual titular Guillermo Alfonso Jaramillo. Y viene ocurriendo con los temas de los hidrocarburos. Y con las demás reformas que quiere adelantar.

El ejemplo más reciente se presentó durante estos días son el aumento del salario mínimo. La decisión del Gobierno de aumentar el salario mínimo a 1’300.000 ha desatado un intenso debate sobre su impacto económico y sus posibles consecuencias en el empleo y la inflación en este 2024 que está por nacer.

Los empresarios sienten que, en esta ocasión, como en otras, el gobierno los oyó, pero no los escuchó.

Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, dice que que el incremento del 12,07% es desproporcionado en relación con la productividad que ha tenido Colombia en los últimos meses, que ha tenido cifras negativas; así como con la inflación, calculada en alrededor del 9,4%. Cabal advirtió que este aumento podría generar más informalidad laboral y obstaculizar los esfuerzos del Banco de la República para reducir las tasas de interés debido a posibles efectos inflacionarios. Pero el populismo de Petro no lo deja ver ni entender las razones.

El activismo político y sectario del presidente y de sus ministros no les permite acercarse a quienes consideran sus opositores que quieren derrotar en todos los actos de gobierno. Porque el presidente no actúa como el mandatario de todos los colombianos, sino de quienes votaron por él.

Luego de su derrota estruendosa en las pasadas elecciones territoriales de octubre, el presidente Petro, jugándole a la polarización, se reunió con 14 de los gobernadores elegidos, que él considera de su línea. Y con el resto de mandatarios se reunió 15 días después.

Y si el país ha perdido el año con Petro, a Antioquia tampoco le ha ido mejor. Porque el presidente, en una clara retaliación electoral, ha tomado unas decisiones que reflejan su sed de venganza contra nuestro territorio y sus gentes, porque aquí ha sido duramente castigado en las urnas.

Intervino injustamente a Savia Salud, metió la mano en Comfenalco, anunció que no destinarán más recursos para las vías 4G que pasan por acá, y canceló el contrato de la Delegación Minera. El panorama que les espera al gobernador Andrés Julián Rendón y al alcalde Fico Gutiérrez, con un presidente vengativo, es tenebroso.

Perdimos el año con Petro y Antioquia también. En materia de reformas, nos queda la esperanza de que el Senado aterrice y tome las decisiones legislativas que mejor le convengan al país, para que el presidente Petro no pueda hacer de las suyas, gobernando con odio como lo viene haciendo.