Dos grandes presos tienen ahora en Venezuela. Por un lado, Leopoldo López (foto) y por el otro, Nicolás Maduro (foto). Con los hechos sucedidos el 30 de abril se dejaron en claro dos situaciones: sacaron de su mullida casa donde pagaba condena al excandidato y lo encerraron en la embajada española, de donde no podrá salir ni a tomarse un cafecito en la tienda del vecino.
En la otra esquina, metido en un búnker subterráneo en el cuartel Tiuna, Maduro permanece custodiado por los militares cubanos que no le permiten salir a ningún municipio de Venezuela.
Puede salir unos minutos a caminar por la cancha de beisbol y tomar un poco de aire, gritar a los soldados que arrodillados le hacen ejercicios militares, guiados por instructores de la isla y volver a su silla bajo tierra.
Ya los satélites americanos lo tienen en la mira. (EJE XXI).
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