Por Gabriel Zapata Correa
Tal y como estaba previsto, la reforma tributaria del presidente Petro pasó su primera prueba de fuego sin mayores contratiempos en las comisiones terceras y cuartas, las cuales le dieron luz verde al articulado que presentaron los ponentes a comienzos de la semana.
En tiempo récord fueron votados los 96 artículos en cinco bloques, con la venia obsecuente de los partidos que están comiendo alpiste en la mano del gobierno, especialmente el Liberal y el Conservador que renunciaron a su vocación de defender los intereses del pueblo, obviamente doblegados a la mermelada liderados por sus directores César Gaviria y Carlos Andrés Trujillo.
Como en el desayuno se sabe lo que va a ser el almuerzo, es fácil presumir que en plenaria esta reforma tributaria confiscatoria saldrá avante igualmente sin problema alguno.
Muy pocas voces se hicieron escuchar para protestar por la forma como se cumplió este primer debate. Al senador Miguel Uribe le pareció “antidemocrático e irresponsable” que no se hubiera profundizado en el análisis de un documento con más de 50 modificaciones a los 69 artículos originales, y más de 16 artículos nuevos.
Debo resaltar la coherencia y verticalidad del Centro Democrático en sus análisis de la reforma tributaria y su espíritu constructivo, en consonancia con los planteamientos que le hizo el expresidente Uribe al presidente Petro en su reunión privada, y que, por lo visto, no fueron tenidos en cuenta para nada.
Como dice la senadora Paloma Valencia, esa reunión le sirvió al presidente Petro para tomarse la foto con el expresidente Uribe y para darle la sensación a la opinión pública que este gobierno sí tiene en cuenta a la oposición. Eso quiere decir que el presidente Petro utilizó al expresidente Uribe. Pero solo era cuestión de imagen.
Y desde luego hay que reconocer también la actitud decidida de Cambio Radical que había presentado unas propuestas al ministro José Antonio Ocampo, pero ninguna fue tenida en cuenta. Por eso Cambio Radical se retiró del debate, pese a la voz amenazante del presidente del Congreso, Roy Barreras, quien ya está acostumbrado a que los congresistas anden con las rodilleras puestas.
Quiero destacar la claridad del senador Miguel Uribe y del representante Oscar Darío Pérez, quienes sin sectarismo ni apasionamiento les expusieron al gobierno y a los colombianos los riesgos de esta reforma tributaria, que muchos de los congresistas de la coalición de gobierno quieren imponer con un marcado ánimo revanchista, ahora que por primera vez en muchos años son mayoría, como lo expresó el senador del Pacto Histórico Gustavo Bolívar.
Sobre la premisa de que la mejor política social es la generación de empleo, como la fórmula indispensable contra la pobreza, tanto Miguel Uribe como Oscar Darío Pérez plantean que esta reforma tributaria disminuye el crecimiento económico y espanta la inversión, fundamentos necesarios para generar riqueza.
Como consecuencia del golpe tributario a las empresas, veremos cómo se incrementará el desempleo. El efecto será directo a la industria extractiva, al mercado de capitales y hasta las tiendas de barrio.
Tanto expertos como la Andi sostienen que la tarifa efectiva de tributación de las sociedades pasaría de 64,6% a 74,2% con la reforma tributaria. Y sectores como la minería y las actividades profesionales y científicas terminarían pagando tasas superiores al 90%. Colombia se ubicaría entre los países del mundo con la más alta tributación empresarial.
La coyuntura no puede ser peor para que empresas nacionales y extranjeras pongan los ojos en otros países para invertir.
Tampoco podemos pasar por alto el golpe de la tributaria a la clase media, porque en el concepto del gobierno y de su ministro de Hacienda José Antonio Ocampo son ricas las personas naturales que reciben un ingreso mensual de 10 millones de pesos. Las personas naturales pierden todos los beneficios. Es tan gravosa la tributaria con las personas naturales, que el gobierno pretende recaudar por este concepto 8.3 billones de pesos, o sea la tercera parte de la reforma.
También se vendrá un efecto en los precios de las bebidas azucaradas, pasabocas, carnes frías y en los productos envasados esenciales. Fenalco dice que se podrían cerrar el 52% de tiendas de barrio, o sea un unas 250.000 que, en su mayoría, el 95%, están ubicadas en estratos 1, 2 y 3.
Y cómo les parece el golpe a los pensionados con mesadas superiores a $5,6 millones, que significa un castigo directo al ahorro y al trabajo. Además, porque es imposible descontextualizar esta reforma de la disparada de la inflación, 11,44%, la más alta en los últimos 23 años en el país.
Los análisis no pueden más certeros. El 2023 será un año muy duro, y los expertos sostienen que el retroceso en nuestra economía será inminente, en contraste a la forma sostenida y promisoria como ha venido creciendo en este momento. Esta reforma tributaria nos regresará a niveles lamentables de desempleo y de pobreza, los buenos vientos que nos trae Petro.
Para una mejor ilustración de nuestros lectores, los invito a que escuchen el video del senador Miguel Uribe y del representante Oscar Darío Pérez.


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