Hasta los más acérrimos petristas andan preocupados por lo que está pasando en el Pacto Histórico.
Desde que Gustavo Petro negoció con Roy Barreras y Armando Benedetti, ingresaron el descontento y el malestar al Pacto Histórico…
Cómo sería la negociación, que Roy Berreras, quien ya había recogido las firmas para inscribir su candidatura presidencial, renunció a su aspiración y le aceptó a Petro la jefatura de debate de las listas al Congreso de Pacto Histórico.
O sea, nada menos que el mejor puestode cualquier partido político en esta coyuntura: el manejo del bolígrafo para repartir las aspiraciones a Senado y Cámara.
Y Roy Barreras, que no es ningún bobo, se puso de quinto… Y le dio la mano a Benedetti y le acomodó las fichas al alcalde Daniel Quintero, Alex Flórez Hernández y Alejandro Toro.
Al oído y en voz baja comentan en el Pacto Histórico que “Petro le vendió el alma al diablo”, y que por eso le renunció Francia Márquez…
Petro le había empeñado la palabra a Francia Márquez, pero le quedó mal, y le echó la culpa a un Colegio Electoral de ese movimiento, como si él no tuviera responsabilidad alguna…
¿Acaso Petro no es la primera y la última palabra en el Pacto Histórico?
La mejor demostración es que les abrió las puertas a Roy Barreras y a Armando Benedetti y hasta defendió la hoja de vida del exgobernador Luis Pérez…
Por eso andan diciendo en Bogotá que en el Pacto Histórico se están cocinando otros descontentos, en la medida que Rodolfo Hernández, el candidato que le sigue a Petro en las encuestas, le sigue arrebatando las banderas anticorrupción…
¿Y saben por qué? Porque Petro le entregó esas banderas a Roy Barreras y a Armando Benedetti…
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