30 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Santos y la república del terror

 

Por Darío Ruiz Gómez (foto)

El régimen de Santos respondió a un objetivo primordial: hacer que la injusticia, el atropello, el horror fueran considerados como hechos normales dentro del proceso de su “búsqueda de la paz”. Una sociedad que los distintos medios de comunicación se encargaron de mostrar como una sociedad gobernada por una élite impoluta que, sin embargo, rápidamente se convirtió en lo que se llama una sociedad de provecho. El caso Odrebrecht es apenas la punta del iceberg sobre lo que supuso la presencia de una monstruosidad jurídica que se hizo invisible gracias a la previa corrupción de ciertos representantes de la justicia, al desafuero burocrático aceptado como legítima estrategia electoral, típico recurso totalitario, para demostrar que nadie se salva de ser corrupto y sobre todo que el mal es inherente a la condición del ser humano. La violentísima película de Pasolini, “La República de Saló” ilustró crudamente la manera en que el poder en manos de desalmados lo que busca es degradar al ser humano al hacernos creer que lo más abominable es algo normal y de esta manera aceptar la sumisión como algo natural. La retórica perversa del Fiscal Montealegre introdujo con sus caprichosas ejecutorias y señalamientos la idea de que el Habeas Corpus no existía y traicionar a un amigo es algo previsible en la trama de este film: inventarse un hacker para destituir unos altos militares de inteligencia son acciones que parecen sacadas de una novela de Jhon Le Carré. (Lea la columna).