No quiero que te marches de este mundo sin antes despedirnos, porque has hecho un daño inmenso a mucha gente, has arruinado familias enteras, has obligado a legiones enteras de compatriotas a emigrar a otras tierras, has vestido de luto a incontables hogares, a los que creías tus enemigos los perseguiste sin cuartel, los encerraste en ergástulas que no lo merece ningún animal, los insultaste, los humillaste, te burlaste de ellos, no solo porque te creías poderoso sino inmortal…porque el fin de los tiempos no era contigo…
Pero llegó tu turno, los plazos se acaban, el término de tu contrato llegó a tu fin, «tu ciclo vital» se apaga poco a poco y no de la mejor manera; probablemente morirás en una cama rodeado de tu familia, asustado, porque vas a tener que rendir cuentas una vez que des tu último suspiro, te vas de esta vida lleno de angustia y de miedo.
Allí van a estar los curas a quienes perseguiste e insultaste, los representantes de esa Iglesia que ultrajaste a placer, claro que te van a dar la extremaución y los santos solios, no una sino muchas veces, pero, tu y ellos saben que eso no servirá de nada para calmar el pánico que hace presa a tu alma ante el momento que todo lo define.(Lea la carta).
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