28 diciembre, 2025

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Contracorriente: Tanto nadar para morir en la orilla: otra decepción del DIM

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Por Ramón Elejalde Arbeláez 

Todo en el Deportivo Independiente Medellín parece estar marcado por el sufrimiento. Sus hinchas, formados en la paciencia y el sacrificio, vivimos una relación casi permanente con la angustia. Y esta temporada no fue la excepción.

Durante todo el semestre el equipo fue exitoso. Los resultados lo respaldaban y los medios de comunicación coincidían en señalarlo como el mejor conjunto del torneo. Terminó primero en la fase regular y lideró la reclasificación. Todo hacía pensar que el título estaba al alcance de la mano, que esta vez sí sería el año del rojo de la montaña.

Sin embargo, el destino volvió a ser esquivo. Al Medellín le correspondió un cuadrangular final durísimo, quizá el más complejo de todos, con la presencia de los mejores equipos del fútbol colombiano. Allí, cuando más se esperaba, el equipo se desinfló. El rendimiento cayó abruptamente y los resultados fueron decepcionantes. En la red social X leí una frase que resume con precisión lo ocurrido: “Tanto nadar para terminar ahogado a la orilla del mar”. Exactamente eso le pasó al DIM.

La afición, una de las más fieles y apasionadas del país, vuelve a quedar frustrada y dolorida. Y como si fuera poco, debe mirar de frente a su eterno rival, Atlético Nacional, celebrando al menos una “copita” —esa que los propios ganadores han llamado históricamente de cartón—, pero que igual, se festeja con euforia.

En el Medellín se hace indispensable un revolcón profundo. Hay demasiados jugadores “pechifríos”, futbolistas que no entregan todo por la camiseta. La plantilla carece de líderes reales, de referentes capaces de asumir responsabilidades y contagiar carácter dentro del campo. Además, la nómina alterna es extremadamente limitada, lo que deja al equipo sin respuestas cuando las cosas no funcionan.

El entrenador, Alejandro Restrepo, es un técnico preparado, con ideas claras, pero excesivamente terco. A lo largo del torneo insistió en jugadores que no estuvieron a la altura ni del equipo ni de la competencia. Su planteamiento táctico —aunque no sea mi especialidad— resultó en ocasiones osado hasta la imprudencia. Jugar con tres defensores frente a un rival como Atlético Nacional no solo fue arriesgado: fue suicida. Lo intentó varias veces y, en la mayoría de ellas, el resultado fue el mismo: derrota.

Así, el Medellín vuelve a quedarse en promesas. Otra temporada que ilusionó, pero terminó en desencanto. Otro capítulo más de una historia que, para su hinchada, parece condenada a repetirse.

NOTÍCULA 1. Es indispensable rechazar y condenar los actos violentos de la final de la Copa Colombia. Los involucrados en esos acontecimientos no son hinchas, son vándalos.

NOTÍCULA 2. A todos mis lectores les deseo un año 2026 lleno de satisfacciones (incluidos los hinchas del DIM). Esta columna reaparecerá el día 17 de enero.