1 diciembre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

“La Reforma Agraria es el camino para construir una paz verdadera”

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Por Claudia Posada 

El 24 de noviembre se cumplieron nueve años de la firma del Acuerdo Final de Paz, un compromiso del Estado colombiano con las antiguas FARC-EP; el mismo que, a la fecha, sigue presentando más inquietudes que satisfacciones.  Y es que la magnitud de su dimensión es un propósito que exige de las tres ramas que conforman el Estado, verdaderos deseos de cumplir con el deber de su implementación, independente de quién esté al frente del Gobierno, o quiénes integren los poderes Legislativo y Judicial.  Coincidiendo con los nueve años de la firma, por su parte, la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia -que fue establecida en 2017 por decisión del Consejo de Seguridad, en respuesta a una solicitud de las partes para apoyar la implementación del Acuerdo Final de Paz firmado en 2016- renovó el mandato de la Misión por un año adicional. “Esta decisión reafirma el compromiso de la comunidad internacional con la paz en Colombia y garantiza la continuidad de la presencia de la Misión y su capacidad para seguir acompañando a los colombianos y colombianas, y a las autoridades de Colombia, en sus esfuerzos por consolidar la paz”, esto así, es parte del pronunciamiento de Miroslav Jenča, jefe de la misión en Colombia. Por lo demás, y simplemente a manera de nota al margen con la que quiero reforzar la percepción que tengo del señor Jenča, quien a pesar de llevar apenas unos pocos meses en el cargo, lo veo muy comprometido y activo; observé cómo,  por ejemplo, en el marco de la conmemoración de la fecha que nos recuerda anualmente, cada 25 de noviembre, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, manifestó que también se tiene en la Misión el empeño de contribuir a poner fin a toda las formas de violencia contra la mujer, al igual que llamó la atención de manera especial sobre la violencia digital contra mujeres y niñas; deteniéndose ampliamente en dar razones sobre el porqué de su importancia. 

El mandato renovado de la Misión se centrará “en la verificación de tres aspectos fundamentales del Acuerdo de Paz: la reincorporación política, económica y social de los ex integrantes de las FARC-EP, las garantías de seguridad para firmantes de paz, sus familias, líderes y comunidades; y la reforma rural integral. Estos elementos son fundamentales para avanzar hacia una paz sostenible y duradera en Colombia. (…) A través de su compromiso permanente con las autoridades nacionales, las comunidades y su presencia en el territorio, la Misión continuará verificando el cumplimiento en las áreas del Acuerdo específicas de su mandato y acompañando a las y los colombianos que trabajan de manera infatigable por la paz y la seguridad en el país”.  Por otra parte, y tal vez poco divulgado, el gobierno presidió distintos actos en diferentes territorios dándole cumplimiento a la agenda conmemorativa que incluyó conversatorios, foros, diálogos, exposiciones y el desarrollo de la Quinta Cumbre de Instancias, entre otros eventos. Se supo que participaron firmantes del Acuerdo, delegados de diversas entidades del gobierno nacional, líderes y lideresas, víctimas del conflicto, comunidad internacional y representantes de la sociedad civil, al igual que fuerzas vivas de las regiones para hacer el balance de los resultados de la implementación; para lo cual, hay que reiterarlo, falta muchísima voluntad política, tanta como en cambio abundan las quejas cuando de hablar de paz se trata. Queremos paz, dicen, “pero no así”. Criticar el trabajo de otros, llámase Acuerdo de Paz o Paz Total, es muy fácil desde la comodidad del pronunciamiento de un negacionista que no se ha untado ni siquiera de conversatorios al respecto.  

En el acto central de la fecha conmemorativa de los nueve años del Acuerdo, Gustavo Petro Urrego, dijo que “La Paz tiene que ver con que es importante que el territorio excluido en Colombia se conecte con el mundo para asegurar su progreso” y reflexionó sobre las causas que han alimentado la violencia en Colombia, entre otras, la desigualdad, la concentración de la tierra y la centralización del poder. También mencionó algo que coincide precisamente con un tema que tocó en su momento el jefe de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia, Miroslav Jenča, cuando se refirió a lo que urge implementar y está contenido en el primer capítulo del Acuerdo: la transformación estructural del campo; Petro Urrego por su parte hizo un firme llamado en el mismo sentido; el presidente dijo que “la Reforma Agraria es el camino para construir una paz verdadera y duradera en el país”. En el mismo acto, la directora de la Unidad de Implementación del Acuerdo de Paz, Gloria Cuartas, reafirmó el compromiso del gobierno nacional con la implementación y resaltó el valor de los firmantes de paz. “Honramos el valor de la población firmante del Acuerdo de Paz por su compromiso ético y resiliente. Sabemos que desde la firma del Acuerdo hemos perdido la vida de 483 firmantes, así como la de más de 1300 líderes y lideresas,sin embargo, también contamos con más de 7,000 niños y niñas nacidos en este tiempo, ellos y ellas son hijos e hijas de la paz.”

Los colombianos esperamos que ahora, cuando se va viendo un poco más consolidada la campaña de quienes quieren suceder al presidente Petro, se resuelvan sus rifirrafes al menos de aquí a enero del 2026, para que de los ciento y tantos aspirantes de este momento, queden en definitiva los que emprenderán la atapa de presentación de sus nombres ya escogidos  por los partidos, o acogidos de alguna manera por los grupos significativos de ciudadanos, de manera que para primera vuelta los potenciales electores veamos quienes de ellos llenan nuestras expectativas en temas como la paz, el medio ambiente y las reformas que nos urgen.