Por Ramón Elejalde Arbeláez
En el debate público colombiano suele repetirse una frase tan coloquial como contundente: “dato mata relato”. Y, aunque muchas veces se emplea con ligereza, en el terreno de la eºconomía adquiere una fuerza especial. Colombia discute a diario su rumbo económico, pero pocas veces se detiene a observar con detalle el comportamiento real de las cifras que reportan empresas, gremios, entidades oficiales y medios especializados. Cuando se revisan con cuidado, una conclusión emerge con claridad: la economía está mostrando signos de solidez que no pueden ignorarse.
Un reconocido profesor universitario y exministro de Estado, con amplia experiencia en hacienda pública, lo sintetizó recientemente de forma tajante: “la economía va bien, y los hechos obligan a reconocerlo”. Más allá de opiniones, lo que se impone es el registro objetivo. Y ese registro es, por decir lo menos, alentador.
Entre los indicadores más reveladores se encuentran los provenientes del sector financiero, que suele ser un termómetro sensible del clima económico.
Las fiduciarias, por ejemplo, alcanzaron a septiembre un récord histórico en recursos administrados, con un crecimiento del 12 %. Esta expansión, lejos de ser anecdótica, refleja confianza de inversionistas, empresas y entidades públicas para depositar su capital en instrumentos de administración profesional.
Los fondos de pensiones también marcaron un hito, al reportar incrementos de 53 billones de pesos, lo cual resulta determinante en un país donde estos ahorros no solo garantizan el futuro de millones de trabajadores, sino que financian infraestructura y dinamizan el mercado de capitales.
En el sistema bancario los resultados fueron igualmente robustos. A septiembre, las utilidades del conjunto de bancos crecieron 52 %, evidenciando una dinámica sólida de crédito y una buena calidad de cartera. Dentro de este panorama resalta Bancolombia, que reportó 4,8 billones de pesos en utilidades, convirtiéndose en la entidad líder del sector.
Davivienda no se quedó atrás: su crecimiento fue sorprendente, alcanzando un 208 % en utilidades. Resultados así solo se consiguen con expansión en los portafolios, mejoras en la eficiencia y estabilidad macroeconómica.
Y no es un hecho aislado. El grupo Valores también creció 4,4 %, mientras que otras entidades financieras reportaron incrementos similares, consolidando un ambiente financiero saludable.
Si una economía funciona, se nota en sus empresas. Y en Colombia, los reportes empresariales de este año muestran un panorama positivo en distintos sectores productivos.
El grupo Carvajal registró un incremento del 4 % en sus utilidades, superando los resultados obtenidos en el mismo período del año anterior. Una compañía con presencia continental difícilmente crece si el entorno no acompaña.
El Grupo Sura reportó utilidades por 1,3 billones de pesos, reflejo de su diversificación y capacidad de gestión regional.
A su vez, el Grupo Alquería duplicó sus utilidades, un dato significativo en un sector altamente competitivo como el de alimentos.
En infraestructura y construcción también hubo señales de dinamismo: Odinsa reportó un notable crecimiento del54 %, mientras que Conconcreto expandió sus resultados en 34 %. Dos indicadores que hablan no solo de la estabilidad de estas compañías sino de la actividad en obras y proyectos estratégicos.
En los sectores aéreo y logístico, el balance es igualmente optimista. Avianca informó utilidades por 355 millones de dólares, en un año particularmente retador para la aviación mundial. Por su parte, Latam Airlines registró un crecimiento del 26 %, consolidando su presencia en la región.
En el sector energético, la empresa más grande del país dio señales claras de fortaleza: Ecopetrol anunció ganancias por 2,56 billones de pesos al cierre del tercer trimestre. En un entorno global marcado por volatilidad en precios del petróleo, este resultado da cuenta de eficiencia operativa y disciplina financiera.
El comercio minorista, por su parte, mantiene una dinámica vigorosa. Supermercados D1, que ha transformado la manera de comprar alimentos y bienes de consumo en gran parte del país, reportó un crecimiento del 30,5 % en el presente año. En combustibles, Terpel incrementó sus utilidades en un 13 %, ratificando la resiliencia del sector.
Incluso empresas de reciente entrada al país, como Nubank, reportaron incrementos en sus utilidades, lo cual confirma que Colombia sigue siendo un mercado atractivo para la innovación financiera.
Además del comportamiento de las empresas, los indicadores macroeconómicos refuerzan la idea de que la economía colombiana avanza por un camino de orden y estabilidad.
La moneda colombiana ha sido una de las más valorizadas de la región, reflejando una combinación de confianza de los mercados, entrada de capitales y expectativas favorables frente al desempeño interno. El dólar, en consecuencia, ha venido registrando una tendencia a la baja, aliviando presiones en importaciones y costos de producción.
Colombia es un país acostumbrado a discutirlo todo a través del lente político. Y la economía no escapa a esa tendencia. Sin embargo, los datos son tercos: las cifras muestran un desempeño favorable en sectores clave, con empresas fortalecidas, un sistema financiero robusto, una moneda estable y señales de reactivación en varios frentes productivos.
Ello no significa que no existan desafíos. La generación de empleo formal, el impulso a las pequeñas y medianas empresas, la reducción de la desigualdad, el fortalecimiento de la infraestructura y la transición energética son tareas que requieren continuidad y visión de largo plazo. Pero partir del reconocimiento del avance económico real es fundamental para mantener debates serios y útiles.
Volviendo a la frase inicial, cuando se comparan relatos, discursos o percepciones con los números que entregan entidades oficiales, empresas e instituciones financieras, la conclusión es clara: en el caso de la economía colombiana, el dato sí mata el relato.
Y lo hace no para cerrar la discusión, sino para abrirla sobre bases más firmes.


Más historias
Incertidumbre por las tensiones con Estados Unidos
Vistazo a los hechos: El odio de Petro unió a los antioqueños
Revuelve las tripas