Por Ricardo Correa Robledo
El prestigio de las encuestas políticas viene de capa caída en los últimos 10 años, desde que Trump le ganó a Hilary Clinton, el Brexit y el plebiscito en Colombia. También la consolidación de las redes sociales como fenómeno masivo de información ha hecho que muchos ciudadanos se guíen más por las ‘tendencias’ que se registran en Instagram y TikTok que por las estadísticas serias.
Sin embargo, la reciente ausencia forzada de encuestas por mandato legal implicó un vacío de información por unos meses que desorientó a los ciudadanos, la opinión, los partidos y los mismos candidatos. Entonces, las encuestas volvieron a ser ‘deseadas’ y todo el mundo las estaba esperando con sumo interés desde el primero de noviembre.
La primera en ser publicada fue la de Cifras y Conceptos con la siguiente información relevante: 1) De La Espriella, Cepeda y Fajardo lideran la intención de voto;2) en Colombia el 45% de los votantes se considera de centro, el 32% de derecha y el 22% de izquierda. 3) El 70 % de posibles votantes todavía no tienen candidato.
La segunda acaba de salir, del Centro Nacional de Consultoría, y tiene esta información: 1) Cepeda tiene una intención de voto del 21%, De la Espriella 14%, Fajardo 7.8%, Claudia López 5%, Miguel Uribe Londoño 4.1%, Galán 3.3%, Vicky Dávila 3.2%, y una decena de candidatos desde el 1.8% de Germán Vargas Lleras al 0.3% de Roy Barreras y los otros 90 el 0.0%. 2) el 18.5% no piensa votar por ninguno y el 7.5% todavía no sabe.
Si cruzamos todos estos datos podemos ver que hay un equilibrio entre las formaciones de derecha, centro e izquierda, de algo que podríamos llamar la ‘fuerza bruta’ de estas orientaciones políticas. Pero dependerá de la organización interna que cada una logre de hoy a marzo 2026 su verdadera fuerza, es decir su ‘fuerza inteligente’. Por eso la derecha se mueve en torno a sus consultas y selección de candidatos, empezando por la del Centro Democrático, y la izquierda busca ante todo garantizar la viabilidad jurídica de su consulta interpartidista de marzo. El centro por su parte, cada vez se ve más compelido a hacer consulta, pues de lo contrario firmaría su acta de defunción y repetiría su eterna tragedia: saber que si llega a segunda vuelta logra la presidencia sin mayor dificultad, pero cae tendido en la lona en primera.
Abelardo De La Espriella es el fenómeno político del momento. Su ascenso vertiginoso de las últimas semanas no tiene una lógica dentro de la racionalidad política. Pero resulta que la racionalidad política parece desaparecida de la faz de la tierra por estos días, y eso explica el crecimiento brutal que está teniendo la ultraderecha en muchas partes, porque no es un fenómeno local, es global. En el fondo la explicación está en una conexión psicológica entre una parte sustancial de la comunidad con un hábil instigador y provocador de emociones primarias en el cerebro. Es retroceder en nuestro camino evolutivo y de conciencia. No cabe duda de que en la derecha hay muchos candidatos más formados, con más experiencia y más decentes que De La Espriella, pero este es el hipnotizador que se puede quedar con los votos, ojalá fracase en su nuevo ‘emprendimiento’.


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