Los Susurros de Kico Becerra

Por Francisco Becerra 

Juan Manuel Galán es, ha sido y será siempre un atorrante de la política colombiana.  Su único atributo es el de ser hijo de Luis Carlos Galán, quien se revuelve en su tumba con cada actuación de su primogénito.  Afortunadamente Carlos Fernando saca la cara por esa estirpe.

Por dárselas de genio se puso a anunciar la cabeza de lista del Senado para el excelso jurista Mauricio Gaona, cuando ya tenía acordado con Alejandro Gaviria ese lugar.

Pasó lo que tenía que pasar:  Gaona no le aceptó por no ser político.  Le dijo además que ese mismo honor se lo habían ofrecido otros partidos, pero que él era un jurista investigador constitucional de la Universidad de Harvard y ese era su lugar.

Naturalmente Alejandro Gaviria, para mí el más sesudo hombre de la actual política del país, filósofo, estudioso, humanista y escritor, que no será presidente porque los colombianos somos así, retiró su nombre de esa lista y Galán quedó como ha sido siempre:  El tonto hermoso de la política nacional.

Mucho me temo que este vulgar suceso nos prive de la oportunidad de tener a Alejandro Gaviria en el Senado, que sin duda aportaría mucho en un momento crucial para la reconstrucción institucional, a no ser que el Partido Liberal recupere algo de su otrora grandeza y lo coloque de cabeza de lista.

Otro hecho político es la quedada chilinguiando del maromero Roy, quien al paso que va no será ni candidato ni senador.  Tendrá que volver al Valle a aspirar a la Alcaldía o a la Gobernación.  Pobre mi comarca con esa amenaza.

Ñapa:  La elección como alcalde de Nueva York de un practicante de la religión islámica y reconocido antitrumpista demuestra las consecuencias que generan gobiernos fanáticos como los de Donald y Gustavo Francisco.  Incitan a la ley de péndulo electoral:  De extremo a extremo.

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