
@SaulHernandezB
Petro y sus huestes crean que este adefesio de persona es merecedor del Nobel de Paz provoca una gran perplejidad.
Por Saúl Hernández Bolívar
Ya sabemos que Gustavo Petro Urrego es una mala persona, una basura de ser humano. Pero pudo haber simulado el dolor que le causó que el Comité Noruego le hubiera concedido el Nobel de Paz a María Corina Machado y no a él. La bajeza de Petro fue notoria al felicitar a una activista medioambiental africana que se lo ganó en 2004 y falleció en 2011, como si se lo hubiera ganado de consuno con la venezolana, quien ha hecho todos los méritos no solo para ganarse ese premio sino toda la admiración de la comunidad internacional.
Pero es que Petro no la tenía fácil. Aparte de María Corina, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, también tenía buenas posibilidades de obtener el premio, y tal vez le hubiera dolido aún más al guerrillero. De hecho, era obvio que a Trump no se lo dieran porque la paz en Gaza apenas comienza a cocinarse y hay grandes riesgos de que no se mantenga. Todos sabemos que Hamás simplemente está haciendo un alto en el camino porque estaba sufriendo una paliza inmisericorde, pero más temprano que tarde volverá a sus andadas; son terroristas cuyo única razón de existir es destruir al Estado de Israel. Es su única finalidad, es en lo único que sueñan en toda Palestina.
Pero, volviendo a Petro, uno no sabe si reír o llorar al enterarse de que este psicópata se sintió desengañado no solo porque le dieran el premio a una persona que es objeto de sus desafectos, de su inquina, de su odio, sino porque no se lo dieron a él. Que Petro y sus huestes crean que este adefesio de persona es merecedor del Nobel de Paz provoca una gran perplejidad. El presidente que se mantiene amenazando al país con su bandera de guerra a muerte, el hombre que mandó a incendiar a Colombia y no dejó gobernar a su predecesor, el que ha pactado con todos los grupos criminales que hay en el país para que martiricen a las comunidades donde florece su industria de la coca, el que tiene maniatadas a las fuerzas legítimas para que no cumplan con sus deberes constitucionales, el que ha convertido a Colombia en un imperio del delito donde lo que más réditos da es la extorsión, el narcotráfico, la explotación ilegal de oro, un hombre que convirtió la corrupción en moneda de cambio, el líder planetario que avala una dictadura como la de su amigo el señor Maduro…
Ese individuo, Petro, dizque cree que ha hecho méritos para obtener semejante galardón. ¿En serio? Bueno, aceptemos, en gracia de discusión, que este premio, como muchos otros, es más producto de la política y en él no siempre brilla la objetividad y la neutralidad. Seguramente, a Trump le ofenderá recordar que a Barack Obama se lo dieron por nada, y Petro tendrá presente el regalazo que le dieron a Juan Manuel Santos por su ominoso proceso de paz. Un premio en el que, al parecer, hubo billete de por medio, porque en Noruega también se cuecen habas.
Y cómo no podría ser el Petro candidato al Nobel con todo el tiempo y el esfuerzo que le ha gastado en estos años de gobierno en los que, por ejemplo, ha hecho todo lo posible por acabar con toda nuestra producción de combustibles fósiles contaminantes, dándole al mundo entero la lección de que solo sobreviviremos al desastre medioambiental si dejamos la codicia y le apuntamos al decrecimiento haciendo un pacto mundial para la ‘acción climática’, lo que evitará muchas guerras, muchas muertes por las migraciones y mucha violencia.
Cómo no es el Petro el mejor candidato cuando tanto se preocupa por las muertes y las guerras hasta en la Cochinchina, pero no por los muertos y la violencia en Arauca, Putumayo, Nariño, Cauca, Chocó, Norte de Santander o Antioquia. O en El Poblado, adonde ha mandado sus turbas en los últimos días a sembrar el terror.
En verdad, bien ganado lo tiene María Corina por todo lo que ha hecho por la democracia en Venezuela, y enhorabuena que no se lo hayan dado a Trump, por ahora, porque le ataría las manos para actuar contra el régimen de Maduro. Estados Unidos no puede haber llevado al Caribe una flota tan poderosa solo para hundir cuatro lanchas. No puede hacer semejante oso.
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