22 septiembre, 2025

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Merengue para un Nobel

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Por Oscar Domínguez G. (Foto)

En su juventud, Darío Jaramillo Agudelo, imitaba a León de Greiff. “Trataba de inventar mis propias palabras, mis propios estepanskis” cuenta en su autobiografía “Historia de una pasión” (Pre-Textos) que anda en busca de lectores. En su “vejentud” le acaban de otorgar en Medellín el premio León de Greiff de Poesía. (Él se lo habría dado a Juan Manuel Roca o a Rómulo Bustos).

El panida de la “barba y el pelo y la alta pipa” fue candidato al premio Nobel de Literatura en 1960. Lo postularon Germán Arciniegas y Jorge Zalamea. Jaramillo Agudelo acaba de ser postulado al Nobel por sus compañeros ignacianos de bachillerato de 1965. A De Greiff lo derrotó la falta de promoción. Gustavo Molina, promotor de su candidatura, no quiere que a su amigo le pase lo mismo.  Ese mismo año, con el sicoanalista Alfredo de los Ríos, invadió la habitación de Borges en el hotel Nutibara de Medellín para entregarle un escrito sobre su “ultraísmo”.  Borges ya estaba de regreso del ”utraismo” pero le sorprendió gratamente que un joven hubiera escrito sobre esta tendencia.

Con algunos contemporáneos se ven hace 70 años. Tres de ellos (Alfredo de los Ríos, Raúl Chavarriaga y Darío) crearon el Club del Helado. En su última visita a Medellín celebraron comiendo helado el premio León de Greiff y por anticipado  el Nobel. El santarrosano pidió la copa brasilia. También ama el merengue glacé con chocolate.

El mejor verso de la poesía colombiana no es de su admirado De Greiff, es suyo. El segundo lugar lo ocupó un tal José Asunción Silva. Empieza así: “Ese otro que también me habita, acaso propietario, invasor quizás o exiliado en este cuerpo, ajeno o de ambos… ese otro también te ama”.

Viendo su pasión por la poesía, su padre, Alfonso Jaramillo,  le aclaró que “quien escribe para comer ni come ni escribe”. Y su vástago se graduó de abogado javeriano. “Cuando es necesario, digo que soy abogado, porque la gente se asusta con los abogados”, declaró el autor del insólito “Diccionadario”.

Fracasó en su deseo de ser un anónimo monje budista, el día que más le gusta es el sábado y el domingo “que son un solo día”, le gustaría reencarnar en gato y continuará escribiendo “mientras siga teniendo a la gente que amo”. Como a León de Greiff, creo que el Nobel de Literatura no es grillo que lo desvele. Lo “dona en usufructo, lo regala”, o lo cambia por su plato favorito: el arroz con huevo.

Pie de Foto: El Club del Helado. Darío Jaramillo Agudelo, Raúl Chavarriaga y el siquiatra Alfredo de los Rios, miembros del exclusivo club. Claro que en la foto se disponen a comer sobrebarriga en el restaurante de Las Garcías…