
Por Adriana M. Cardona
Dicen los que saben que este País necesita estudiar los rostros para analizar las emociones que sin recato alguno afirman y confirman acabar con la reputación y el buen nombre de quien se atreva a manejar las riendas del País y recuperar la democracia.
Desean acabar con la confianza y el respeto. Ni utilizando un detector de mentiras llegaremos a recuperar los principios y valores de una sociedad que miente.
Algunos utilizan el recuerdo de una ideología política para forzar un legado y que sus narrativas no reflejan valor y confianza.
Hoy vemos cómo en la política se señala para que la sociedad entre en un error y así el voto por una “Mujer” pierda la magia y poder. Mientras tanto este gobierno y sus colaboradores quieren convertir a Colombia en su propia guarida, que hoy se ve reflejada en una parte del Congreso que reiteradamente le falla a la patria y demuestran con su actuar que perdió respeto y honor, engañando a toda una Nación.
Ya han cruzado la línea y se olvidaron por completo de los desafíos globales del siglo XXI, utilizan las desigualdades sociales y económicas para manipular y su gobernanza con sus reformas nos lleva a un retroceso democrático y mientras tanto no toman en serio con altura y respeto las tensiones geopolíticas, la información digital, la cooperación internacional y que la crisis climática no es su prioridad.
Perdieron la mesura y seguimos atrapados en la misma política de poder que máquina, traiciona y sus discursos no alcanzan a proteger la democracia porque el blanco más útil es sacar del escenario a una “Mujer”.
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