Los Susurros de Kico Becerra

Por Francisco Becerra 

La lechona: La joya crocante de Colombia

En Colombia, la lechona no es solo un plato:  Es una fiesta. Se prepara con un cerdo entero, al que se le saca la carne para hacer un relleno con arroz, arveja amarilla, carne de cerdo, cebolla, ajo y especias. Luego, el cerdo se cose con aguja como si fuera cirugía criolla y se mete al horno entre 10 y 12 horas. El resultado: Cuero crocante, relleno jugoso y un olor que convoca hasta al vecino chismoso.

Clases de lechona

• Tolimense: La original, sin papa, con arepa blanca.

• Huilense: Con papa en el relleno e insulso, para que rinda.

• Santandereana: Con yuca y arepa amarilla.

• La “light” de ciudad: Existe, pero no convence; es como decir aguardiente dietético o beso de boba.

¿Dónde se come más?

El Tolima es el Vaticano de la lechona: Espinal e Ibagué viven para ella. El Huila la defiende con orgullo. Y en Bogotá, cada barrio tiene su embajada del marrano, con ventas masivas en San Victorino y San Andresito.

¿Qué debe tener una buena lechona?

• Cuero dorado y crocante: Que suene crac-crac.

• Relleno suelto y sabroso: Ni seco ni apelmazado.

• Carne bien repartida: No escondida en tres hilachas.

• Porción generosa: Porque la lechona no se sirve en cucharaditas, sino en bandeja.

En conclusión: La lechona es la reina de las fiestas, la embajadora de la abundancia y el único plato capaz de callar a toda la familia… al menos mientras mastican.

Ñapa

Uno de los grandes triunfos de Petro fue convertir Osaka, Japón, en la capital galáctica de la lechona. Según los geniales cálculos de la directora del DANE y el Minsalud, allá se tragaron 10 MILLONES DE TONELADAS DE LECHONA en un solo día.  ¡Ni en la vía láctea habían visto tanto marrano junto!

Ñapita

Gracias al gobierno Petro, en Japón se acabaron las agujas y el hilo para coser cerdos. Tocó importar toda la cebolla del planeta para el relleno y acaparar por diez años el arroz del mundo entero. (Y, mientras tanto, los arroceros colombianos parando las carreteras para que les compren el suyo).

Ñaputa

Me imagino a los adoradores de Petro explicando las toneladas de lechona con la misma fe con que dicen que la salud y la seguridad están mejorando. La trilogía de Padre, Hijo y Espíritu Santo es puro cuento frente al evangelio según San Gustavo y sus apóstoles tragalechona.

Que viva el petrolechonismo universal. (Opinión).

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