Los Susurros de Kico Becerra

Por Francisco Becerra 

Colombia: el circo de tres pistas con boleta obligatoria

En Colombia, hoy, la agenda informativa no la escribe ningún redactor: La redacta el caos. Hoy el país amanece con soldados secuestrados, la campaña presidencial salpicada por la violación de topes, y todo esto apenas tres días después de que enterramos a 13 policías y 7 civiles asesinados en Cali por el narco–terrorismo. ¿Drama? Sí. ¿Novela? También. ¿Circo? El más grande del continente.

La fórmula es ya conocida: Tragedia nacional por un lado y, por el otro, el gobierno anunciando que “la seguridad mejora”. Aquí uno no sabe si están leyendo los mismos titulares que nosotros o si les llega un boletín paralelo en el que Colombia es Dinamarca con vallenato. Mejoramos tanto que ahora los secuestros parecen parte de un plan turístico: “experiencia de aventura”, pero con fusil incluido.

A este show se le suma la barra brava internacional:  Samper y Maduro, dos próceres de la solidaridad XXL, se abrazan en nombre de la democracia y la paz, mientras parecen competir por quién se come la última empanada.  Su aporte es tan profundo como su barriga: Frases grandotas y listos para esconderse del gringo.

Y mientras tanto, nuestra vicepresidenta anda de gira africana, bailando con más entusiasmo que Shakira en gira mundial, anunciando que pronto tendremos profesores de idiomas africanos en las escuelas públicas.  Porque claro, en un país donde secuestran soldados y matan civiles, lo que de verdad necesitamos es aprender a decir “paz” en suajili.

El presidente, en cambio, ha descubierto un superpoder: Dormirse. Dormirse en las reuniones incómodas, dormirse cuando le preguntan por la USO, dormirse cuando asoman los financiadores de su campaña…  

Es el único mandatario del mundo que gobierna con siestas de Estado. Si existiera un campeonato de evasión REM, no lo bajamos del podio.

Y todo ocurre con la cereza del pastel: El escándalo de los topes violados en la campaña presidencial. El mismo gobierno que pedía transparencia ahora anda con la calculadora guardada, como si los millones que entraron de más fueran simples propinas patrióticas.

Así, la carpa del circo se arma con tres pistas bien definidas:

• En la primera, los soldados secuestrados y los datos oficiales que nos juran que Colombia nunca había estado tan segura.

• En la segunda, Samper y Maduro repartiendo solidaridad en combo ejecutivo con gaseosa grande.

• En la tercera, la vicepresidenta bailando en África, mientras aquí la realidad zapatea sola.

Y nosotros, los espectadores, con boleta obligatoria pagada con impuestos, mirando cómo se nos prende fuego la carpa mientras los payasos insisten en que el show continúa.

Macondo se nos quedó pequeño. Colombia ya no vive de realismo mágico: Lo nuestro es realismo grotesco, con muertos de verdad, cifras maquilladas y políticos que bailan, roncan o cuentan monedas. Todo menos gobernar.

Ñapa: Tranquilos, que mañana presentan la nueva reforma tributaria. (Opinión).

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