1 diciembre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Promesa borrada con baba

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Carlos Alberto Ospina

Por Carlos Alberto Ospina M. 

Algo que caracteriza a los fingidos liderazgos contemporáneos es la calculada capacidad de convertir juramentos en adornos retórico que exclusivamente sirven para cubrir huecos históricos por medio de discursos embaucadores. “En mi gobierno es para hacer la paz y punto. Si no hicimos la paz que me tumben. Es más, yo mismo renuncio, porque no sirvo… La paz no se construye con hampones, porque el gobierno sería un hampón”. (sic – Entrevista que Gustavo Francisco Petro Urrego entregó el 14 de marzo de 2021 a la revista Semana como candidato presidencial). Con la vehemencia de quien pronuncia un conjuro y la seguridad de aquel que sabe que nunca será juzgado por eso, Petro, dejó lo cierto por lo dudoso ‘sin comerlo ni beberlo’, enviando a la mierda la verdad. Lo único que ha cumplido al pie de la letra es beneficiar a los maleantes.

Los postizos compromisos de un exguerrillero u otro delincuente duran lo mismo que una estatua de arena en mitad de un aguacero. En consecuencia, el almibarado pone la firma sobre yeso a fin de moverse de acuerdo con la conveniencia política y para no dejar rastro de sus transgresiones. Así y todo, la evidencia incuestionable rompe el hechizo en los subordinados y sale a la luz, la serie de mentiras. Por ahí, la realidad resulta más elocuente que cualquier discurso revolucionario que favorece la expansión, el control territorial y el aumento de la criminalidad.

Las organizaciones y los grupos al margen de la ley gozan de invisibilidad administrativa. Narcos, bandidos de todo calibre, extorsionistas, asesinos y autores de delitos de lesa humanidad encontraron en el ‘gobierno del cambio’ un auténtico salvoconducto para sus actividades. Hoy, el poder soberano e independiente es un árbitro distraído que observa desde la tribuna de la impunidad, la fila de cadáveres de civiles e integrantes de la fuerza pública.

El dormilón, ex M19, al parecer guía a los antisociales: “haz lo que quieras mientras no me metas en problemas”. En vez de proteger la institucionalidad optó por debilitarla, dividirla y convertirla en un ente decorativo. Lejos de ser algo fortuito, muestra un plan deliberado que avanza con la parsimonia de alguien que tiene el tiempo y la maquinaria de su parte para desmontar el Estado social de derecho. Indicio de ello, los gestores que no construyen paz, porque dirigen el caos.

Lo anterior, no da lugar a interpretaciones creativas ni bizarras por lo que toca a la presencia de un pacto tácito para negociar con los malhechores, dándole legitimidad a aquellos que nunca han respetado ni acatado la ley. El resultado es una tregua que ayuda a la escoria y a la sangre fría. Al cabo, Gustavo Petro posee razón, ¡se parecen tanto a él! Solo una persona torpe reelegiría esta desgracia.

Enfoque crítico – pie de página. Defensor del vínculo entre la monstruosa Farc y el brazo político, y acompañante de narcoguerrilleros y prófugos. ¡Dime con quién andas y te diré quién eres! En este día, amaneció precandidato presidencial el tenebroso personaje Iván Cepeda Castro. Al lado de él, Petro, es un simple zumbador.