
Por Gerardo Emilio Duque G. (Foto).
Leonardo Ospina Abuchaide un señorazo, brillante y honesto Q.E.P.D., era mi director administrativo en la secretaria de tránsito. En una oportunidad me dijo: doctor los empleados quieren hacer como una integración con la orquesta del tránsito en el parqueadero. Le pregunté: ¿van a repartir trago? Me dijo: sí, pero muy reguladito. Yo acepté la propuesta, pero le advertí a Leonardo que al primer borracho que vea en la reunión se va, lo sacan. Listo doctor, me dijo leonardo. Y se fue para la rumba y yo me quedé en la oficina tranquilo. Como a las dos horas subió Leonardo todo jovial y simpático y me dijo: doctor ya encontré al primer borracho, soy yo, y me voy.
%%%%%%%%%%%%%%%%
Cuando me desempeñaba como secretario de tránsito atendí en el sitio a un ciudadano que lo había levantado un bus y el conductor se fugó. Nos bajamos del carro, fuimos a atender al herido y un guarda de tránsito le preguntó: ¿Señor, vio las placas? Y este le contestó: no vi el bus…
%%%%%%%%%%%%%%%
Un paramédico le preguntó al herido qué sentía y este le respondió: escalofrió, cansancio, dolor de cabeza. Y el guarda que estaba al lado mío, dijo: le va a dar una gripa la berraca.
%%%%%%%%%%%%%%%
En ejercicio de las campañas de seguridad, contratamos a un experto en seguridad vial peatonal para que dictara las conferencias sobre el tema a todo el personal de guarda y funcionarios de la secretaría. La gente estaba muy contenta por todo lo que habían aprendido. Les entregaron los diplomas y el día de la clausura del evento al experto lo levantó un bus en la avenida Caribe y lo mató. (Paradoja)
%%%%%%%%%%%%%%%
Un día cualquiera salimos para la costa el doctor Luis Javier Velásquez, el gago Carlos Mario Escobar, William Hurtado Martínez, Guillermo León Valencia Cossio, Ricardo Viana y este servidor. Todos íbamos en el mismo carro. Cuando llegamos a Coveñas nos bajamos en un supermercado a comprar las viandas para la temporada. Cada uno se distribuyó por los pasillos en el supermercado y cuando nos encontrábamos hacíamos un escándalo y nos abrazábamos. No se oía sino el grito de hola cómo te va, qué has hecho y abrazo va y abrazo viene y un negrito que había en la puerta del supermercado gritó: no les paren bolas a estos manes, están locos, vinieron todos juntos.
%%%%%%%%%%%%%%
Me contó un campesino en Cestillal, corregimiento de Cañasgordas, que una vez fue a un examen de la próstata y el médico de apellido manotas le metió el dedo por detrás y le hizo pegar un berrido. Casi lo mata y de un momento a otro volvió y le metió el dedo a la fuerza y el paciente le preguntó: ¿por qué me volvió a hurgar? Y el médico le contestó: es que necesito una segunda opinión.
Más historias
Así se previene en Antioquia el embarazo adolescente
Gobernador Andrés Julián ratifica inversión de $1,3 billones en el Occidente
En San Roque se realiza 2° foro de turismo regional de Antioquia