@eljodario
El cuadro de los candidatos a ser candidato presidencial del Centro Democrático no puede ser más patético.
Con la vengadora condena a Uribe han quedado cual huerfanitos, desamparados y sin gancho para arrastrar ni nuevos votantes ni una gran parte de los que hoy, acobardados, prefieren correr el albur de encontrar alguien diferente que haga reaccionar el espÃritu uribista o en último caso, someterse al destino trágico y perder en silencio.
Estos, hoy huerfanitos, abusaron del mutismo y equivocándose en la estrategia o sencillamente obedeciendo las órdenes imperiales del expresidente Uribe, enmudecieron cuando las balas asesinas penetraron la cabeza de Miguel Uribe Turbay y, el efecto valiente de aparecer capaces de enfrentar hasta la muerte por defender unas ideas y un modo de administrar al paÃs, lo cambiaron por un mutismo como los que decretaba monseñor Builes a sus fieles conservadores.
Tontamente, y no encalambrados ni por el dolor ni por la ira, los compañeros de la campaña electoral interna del Centro Democrático dejaron pasar las vibraciones del momento y, en vez de asumir las banderas del rechazo o de ordeñar la vaca lechera de la frustración que tantos colombianos estamos sintiendo ante el retroceso de nuestras costumbres polÃticas, se quedaron esperando el desenlace de la clÃnica Santa Fe.
Obviamente, Uribe tampoco dijo nada que tuviera suficiente envergadura y ninguno de los ahora huerfanitos se atrevÃa a expresarse en términos más duros y agresivos que la tibia reacción del expresidente ante su candidato acribillado. Y, lo que es peor, ninguno de los huerfanitos pareció prever que en pocas semanas el panorama al futuro irÃa cambiar radicalmente por la inhabilidad decretada desde un juzgado de reparto.
En otras palabras, a los candidatos del Centro Democrático los cogió la noche en pleno medio dÃa.
Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.


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