27 septiembre, 2025

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Francia, ¡De malas!

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Carlos Alberto Ospina

Por Carlos Alberto Ospina M. 

Todo queda según lo advertido: la traición mutua es cuestión de días. Ambos son lobos cebados, lejos de ser mansas palomas que hacen de sus picos herramientas de autocompasión. Nadie les quita de las fauces esa capacidad de victimizarse en el momento de tener el agua al cuello, más bien, como sabandijas se escapan de entre las manos.

El súbito giro retórico, el arrepentimiento y la supuesta conciencia de la exclusión dentro del “cambio”, no es otra cosa que un acto de cálculo de Francia Elena Márquez Mina, dado que no está siendo maltratada simplemente perdió poder. Antes fue la adalid de la resistencia, hoy intenta tomar la forma corpórea de mártir institucional que sabe a cuerno quemado. Ante todo, es mejor convertirse en emblema de traición que en mero símbolo de ascenso social. Ella prepara el camino para después de Petro, mostrándose autónoma y víctima de las circunstancias. Como si dijera truco.

Francia Elena llegó al poder montada sobre una narrativa de mujer negra, activista medioambiental, líder social y defensora de los derechos humanos. El cuento reforzado de la lucha contra la minería ilegal se cae por su peso debido al vínculo del círculo familiar con esa práctica en el Cauca. Pronto su reivindicación histórica se convirtió en una carta comodín para justificar lo indebido y protegerse con el escudo de la discriminación estructural. Tanto de ello, que una simple crítica o solicitud de rendición de cuentas terminaba en el banquillo del racismo, el clasismo y la misoginia. Márquez Mina con la obediencia ciega creyó en aquella jugada maestra, pero no miró en su pintura previsible e impúdica.

Perico entre ellas, Petro trató a Francia como aliada simbólica y figura decorativa para validar un gobierno caudillista, excluyente y odiador. Ahora, la vicepresidenta se hace la mosquita muerta tras cada azote y tres años de mutismo. Fácil hacerse la boba para después mostrar indignación. ¿Dónde dejó la rabia en el tiempo de ejecución del 2,4% del presupuesto al frente del ministerio de la Igualdad? Pues sí que estaba disfrutando del banquete por intermedio del entorno cercano, los asesores, los contratistas, el novio que se enriqueció de la noche a la mañana, las camionetas blindadas por miles de millones y el helicóptero para ir de descanso a El Dovio. En aquel lugar nació la cachetada verbal: “de malas”.

Sí, Francia Márquez operó y actúa con mala intención al carecer de coherencia entre el discurso y la acción. Mucha excusa y poca ética. La nacida fuera de África no busca cambiar la estructura del poder, tan solo replica la corrupción con nuevos beneficiarios directos. Es parte del engranaje. Jamás se opuso al carácter absolutista del exguerrillero presidente ni a la destrucción sistemática del capital político progresista. Llora sobre la leche derramada, porque le manchó el vestido de corte.

No es el racismo lo que más apesta en este gobierno, sino la hipocresía. Francia, ¡de malas!, mija.