12 septiembre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Los ninguniados por Bezos

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Por Oscar Domínguez G. 

Figuro entres los nueve mil y pico de millones de personas que no fuimos invitadas al segundo “mártirmonio” del trumpista Jeff Bezos, mandacallar de Amazon, contra su amazona Lauren Sánchez. Cuando una pareja decide acabar con el amor, se casa.

Solo 200 cacaos-VIP clasificaron para airear su ego en Venecia donde los novios oficializaron un amor que será “eterno mientras dure”.

Lamenté no haber sido invitado porque me habría gustado estrecharle los cinco claveles a Mick Jagger, cantante de los Rolling Stones. Las demás lenguas “VIPerinas” no me desvelen.

Había hecho méritos suficientes para ser invitado a ese “despelote party” en mi condición de millonario, según la definición del expresidente del Éxito Gonzalo Restrepo: Rico es quien tiene buena salud y tiempo libre. Eso me hace más rico que Bezos un pobre que lo único que tiene son 238 mil millones de dólares. Con plata de bolsillo pagó los gastos de la boda: 28,4 millones de euros. Les deseo que sean felices, así no coman perdices que faltaron en el banquete principal que preparó el chef Fabrizio Mellino, con tres estrellas Michelin encima.

Me quedo con mi pacífica boda de cuasijipi de los años setenta. No tuvimos que lidiar con egos catedralicios. Mi señora y yo nos dimos un lujo que no habrían podido darse los Bezos: el casorio era un martes, pero por motivos laborales lo aplazamos dos días. Cero invitados: suficiente con los contrayentes y cuatro amigos con los que nos gozamos nuestra espléndida “jodentud”.  Estrellas Michelin para la bandeja paisa que nos preparó Orlando Calle en Las Acacias, de Chapinero.

Lo siento por la Lauren quien en tres días tuvo que lucir 27 vestidos.   Nada se dice en las crónicas de la hebra de Bezos. En mi boda en la capilla privada de la iglesia de los agustinos recoletos de Suba lucí uno de los ternos que utilizaba en mis espartanas jornadas de cargaladrillos radial. Brindamos en la sacristía con vinillo de consagrar. Nos casó mi profesor de latín en el seminario.

Los damnificados por las inundaciones de Venecia les hicieron el feo todo el rato. No los querían en su ciudad. Los habitantes de Suba nos ignoraron sin ningún desplante. Puedo decir: “vida nada me debes, vida estamos en paz”. ¿El tercer bípedo más rico del mundo puede decir lo mismo? No nos cambiamos por Bezos ni mano a mano.

Pie de Foto: En los cincuenta del matrimonio del dueto Óscar-Gloria. Nos acompañan las nietas Ilona (primera) y Sofía (tercera) y las sobrinas Laura (segunda) y Manuela.