Colombia, país banana o dictadura

Por Carlos Mario Restrepo Tamayo 

Cuando el presidente elegido ilegalmente, violando en forma evidente los topes de campaña permitidos por la ley, utilizando toda clase de artimañas, cabeza de un gobierno lleno de actos de corrupción, se atreve a poner en duda la transparencia de las próximas elecciones y con claras intenciones de perpetuarse en el poder, estamos a las claras por fuera de un estado de derecho y nos encontramos más bien enfrentados a una república BANANA O REGIMEN DICTATORIAL.

Cuando las garantías constitucionales se aplican en forma selectiva, no se puede hablar de un estado de derecho. Cuando la jurisprudencia o fallos de las altas cortes que garantizan el debido proceso, la igualdad, la seguridad ante la ley para los ciudadanos, se aplican (SM ) según el marrano y cuando llegan a las cortes personajes de mala reputación profesional recomendados por el régimen, no podemos hablar de que estamos en frente de un estado de derecho. Más bien estamos en frente de una república BANANA.

Cuando un líder como el presidente Alvaro Uribe que ha demostrado hasta la saciedad su inocencia en un juicio público y tiene que terminar implorando su inocencia a una justicia corrupta para que lo exonere de los cargos que le hace el reconocido y controvertido Iván Cepeda, no podemos hablar de un estado de derecho y por el contrario tenemos que reconocer que estamos en frente de una república BANANA.

Ninguna garantía pueden tener los colombianos cuando la corte constitucional incumple en forma repetitiva con su función de fallar y resolver tutelas violatorias de derechos fundamentales, incluso existiendo recurso de INSISTENCIA favorable de la Procuraduría General de la Nación, con mucho dolor tenemos que reconocer llamando las cosas por su nombre y aceptar que los colombianos estamos en frente de una república BANANA o en otras palabras estamos enfrentando un REGIMEN CORRUPTO Y  DICTATORIAL.

Los colombianos y la institucionalidad no tuvimos en estos 3 largos años la entereza de revocar el mandato de este corrupto y nefasto gobierno, triste decirlo, pero es una realidad.

Solo nos queda la responsabilidad ante las nuevas generaciones de impedir que Gustavo Petro, en representación del santopetrismo, expertos en trampas y artimañas, se perpetúe en el poder y podamos elegir UNIDOS un presidente patriota, demócrata, íntegro que nos ayude a recuperar la dignidad nacional, la institucionalidad y podamos salir de este peligroso estado de República BANANA CORRUPTA Y DICTATORIAL.