Por Darío Ruiz Gómez
Comencemos por dejar en claro que la ciudadanía, esa que sin obedecer órdenes de los manipuladores electoreros, llenó con su blancura las grandes plazas y parques de las ciudades y también de pequeñas poblaciones busca la paz, pero condenando a los criminales, ya que la verborrea oficial está creando más confusión a este respecto, confundiendo a conveniencia las implicaciones que suponen el robo de los corruptos, el abandono de los territorios entregados a los violentos, recurriendo para ello a exabruptos presidenciales que distraen a la ciudadanía de lo que implican para la justicia estos delitos.
La reunión convocada por nuestro Cardenal, Petro incluido, para solicitar a dirigentes gremiales, a los representantes del gobierno a que se comprometan a “desarmar el lenguaje de odio que solamente conduce a la polarización”, terminó en una escena que ya no se da ni en las más cándidas telenovelas para niños de tres a ocho años. El lenguaje de la verdad me exige llamar corrupto a quienes lo son. ¿Puedo de buenas a primeras convertir en interlocutor de la sociedad a los malhechores que en estos momentos tienen confinadas en el Guaviare a más de treinta mil ciudadanos impidiendo que lleguen alimentos, las brigadas médicas? Esto lo que pone de presente es la incapacidad del Gobierno para remediar de inmediato este grave atropello como los que seguirán cometiéndose hoy y mañana y se seguirá repitiendo ya que el propósito de estos camuflados poderosos es mostrar la debilidad de la justicia.
Es el lenguaje corrompido que en el peronismo encubrió sus grandes matanzas. Esto mismo está sucediendo hoy en Colombia donde la Paz Total – repitámoslo- continúa auspiciando el regreso de la violencia y está encubriendo el problema principal de este gobierno que es la del daño que la línea más dura del petrismo le ha hecho a las comunidades indígenas convirtiéndolas en grupos de choque, engañando a los campesinos con falsas entregas de tierras.
Repitámoslo: “Una organización criminal es una agrupación de más de dos personas, con carácter estable o por tiempo indefinido que se organiza para cometer delitos de manera coordinada y con roles definidos. Estas organizaciones se constituyen por su estructura que puede ser jerárquica o en red y por la distribución de tareas para lograr sus objetivos delictivos”. La definición del diccionario es justa para que entremos en razón ante la manera con que una organización criminal conformada por una red de funcionarios se creó con el objetivo de enriquecerse rápida y legalmente.
Una organización de este tipo fue la que Quintero y sus amigos conformaron para robarse a Medellín Y por eso argumentaba yo que la justicia debía juzgarlos y condenarlos como un delito de lesa humanidad ya que supone un atentado contra la vida de la ciudad y no enfocándolo solamente como casos personales defendidos cada uno por un abogado. Ahora Cansinos aparece como defensor de Ramón González.
En España la llamada trama Koldo-Ábalos-Santos Cerdá dedicada a enriquecerse a costa del erario público, investigada por la Guardia Civil ha mostrado las ramificaciones de la corrupción más vulgar, lo que tiene tambaleando a Pedro Sánchez.
El de UNGRD es el caso más que notorio de lo que podemos caracterizar como una organización criminal que ha causado un daño inaudito a la salud, a la educación, al deporte y que se pretende hacer pasar como delitos individuales cuando esta organización criminal define al Gobierno mismo.
P.D. Lo que de manera magistral el Dr Gaona le demostró al oportunista Montealegre es la diferencia entre una conquista de la civilización como lo es la Democracia y la “República Democrática Popular” que el gobierno está intentando imponer.


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