
Por Elizabeth Mora-Mass
Conocí al presidente Pepe Mujica de Uruguay en 2013, en Naciones Unidas. Iba sin corbata, un poquito despeinado, con zapatos usados y sonrió todo el tiempo.
Sin embargo, a los periodistas, no sólo nos regañó sino que nos dio una lección de compromiso con la vida, con el futuro, con la naturaleza…
¿A usted no le molesta que digan qué es el presidente más pobre del mundo?, preguntó uno de los periodistas anglos.
“No soy pobre. Soy poco gastador, que es distinto. Creo que ser presidente es mucho más importante que usar corbata o vivir en una casa lujosa”, fue la tranquila respuesta.
¿Es verdad que fue guerrillero y robó un banco?, indagó otra reportera de un canal inglés.
“Si. Fueron unos años hermosos y llenos de idealismo”, dijo sonriendo.
¿Es cierto que su esposa también fue guerrillera?, interpeló otro periodista.
“Estamos acabando con la naturaleza, tenemos millones de personas muriendo de hambre y ustedes me preguntan por cosas que ya no tienen importancia”, contestó Mujica. Y continúo: “me angustia y de qué manera, el porvenir que ya no veré porque soy viejo, pero estoy comprometido con él. Nosotros, los políticos prometemos una vida de derroche y despilfarro que, en el fondo es una cuenta regresiva contra la naturaleza y contra la humanidad, como futuro”.
“He dicho y seguiré diciendo sobre esta insensatez. Los medios claman civilización contra la sencillez, van contra la sobriedad en el modo de vivir, contra los ciclos naturales. No veo futuro. Ustedes (los periodistas) comprométanse con la naturaleza, contra el medio ambiente, no pongan su atención y su mensaje porque un viejo al que miran raro no usa corbata”.
¡Qué tal la lección que nos dio!
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