5 noviembre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

ETB: crónica de una quiebra anunciada

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En la última semana de febrero la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB) expuso con crudeza la agónica situación económica y de mercado contra la que vienen luchando sus actuales directivas.

El miércoles 26 de febrero, el precio de la acción se despeñó en más de un 23 %, arrinconándose en un mínimo histórico y vergonzoso de 52 pesos. Fue una señal aciaga pero insuficiente. Dos días después, al hacer públicos sus resultados financieros del ejercicio 2024, la ETB catapultó la anunciada crónica de su naufragio, un hundimiento que lleva nueve años de pérdidas consecutivas, serios problemas de caja hasta para pagar una abultada y costosa nómina y una deuda elefantiásica. En síntesis: una pérdida calculada de casi mil millones de pesos diarios.

Volvieron a la mente de muchas personas que han seguido como una historia documental la vida de la ETB, momentos que abrigaron la oportunidad de una salvación. Uno de ellos, cuando el ex gobernador de Antioquia Fernando Panesso Serna (Foto) fue su presidente, desde mayo del 2008 hasta noviembre de 2009, y durante la alcaldía del difunto Samuel Moreno Rojas.

Desde su llegada, Panesso advirtió que dada la rápida evolución tecnológica y la magnitud de los competidores –Comcel, la empresa de Carlos Slim, entonces el hombre más rico del mundo, y Telefónica, la mejor alternativa era la venta.

Presentó el proyecto ante la Junta Directiva de ETB y se contrataron una banca de inversión y asesores jurídicos de la talla de Fernando Hinestroza. Cuando la tarea avanzaba, el alcalde malogró el proceso, forzando la salida de Panesso y confirmando cómo la ideología se mete con sus banderas de ruina en los terrenos pragmáticos de la visión y la oportunidad.

Durante el ejercicio presidencial de Panesso se lograron en 2009 las utilidades más altas en la historia de la empresa y la acción se encumbró en su cotización en la bolsa en un precio cimero de 1,280 pesos.

Ojalá ejecutivos tan notables como Diego Molano y Nibaldo Toledo, y el equipo que los acompaña, logren salvar esta entrañable, centenaria y otrora rentable empresa insignia de Bogotá.