Por Francisco Becerra
Hijos de las galaxias, galaxios y galaxies:
Interrumpo sus horas de cena, ceno o cene, para dar a conocer mis últimas decisiones respecto a mis coequiperos, coequiperas y coequiperes que me acompañarán para seguir esparciendo la esencia cósmica de mi gobierno hasta el infinito del universo.
Para ayudarme a alinear los planetas, he pedido al loco del sancocho sideral, alquimista de licores, químicos y sustratos vegetales, el genial Benedetti, hombre de secretos garantizados, mientras no se enoje, que sea mi ministro de interiores. Él los conoce a profundidad, incluso me ha besado la cabeza en público.
Tengo la certeza de que los congresistas negociarán con Benedetti sus voticos, seguros de que ese secreto jamás será usado para chantajearlos, y su prudencia brillará cuando la Corte Suprema le ofrezca cualquier beneficio a cambio de reducir penas.
Para jefe de gabinete, he nombrado al matemático Alexander, quien, después de reflexionar bien, entendió que mi preferido Benedetti es quien mejor interpreta la ideología del cambio sideral y que ellos dos pueden amarse, como me aman Tavo Bolívar y el taladro Roa a mí. Este quinteto, solidificado con las lavas de los volcanes de Saturno, ampliará cada vez más el círculo de nuestras amistades.
Como directora de planeación estará ese crisol de la coherencia ideológica y de género, la nunca suficientemente bien ponderada niña de mis ojos, Susanita Muhamad. Bombardeará con sus destellos celestiales, los algoritmos seminales de mi filosofía no extractiva y de mi famosa tesis de la globalización del globo, a través del aguacate hass.
Los ministerios, que he dicho varias veces no sirven para nada, de Cultura y Deportes, se los daré a los Conservadores que han sido tan leales con mi transparente mandato interespacial. Sus votos aprobando mis proyectos siempre aparecen, aunque los nieguen. Eso lo hacen gracias a mi inteligencia artificial metodista.
Para los camaleones siderales que se camuflan en la nebulosa cercana al agujero negro de la memoria de esta etnia galáctica, los liberales y los de la U, que predican la independencia de mi fuerza centrífuga, también les daré, dentro del closet, como a ellos les gusta, sus ministerios y contraticos.
A los del Sindicato de Ecopetrol les daré, en agradecimiento por el dinero que me dieron para mi campaña, el ministerio de minas y Petróleos, para que sean ellos quienes acaben con el oro negro, del cual han vivido durante estos años. Este golpe tectónico de sindicato petrolero acabando el petróleo, conmoverá la simiente fluida de la pacha mama.
No puedo finalizar esta corta intervención sin convocar a quienes somos parte del plasma de esta etnia galáctica, nunca vencida por lo desconocido, para marchar en contra de los Trumpistas, Trompistos y Trumpistes; contra los Putines, Putinas y Putinos; contra los Uribistos, Uribistas y Uribistes; contra los Pastranos, Pastranas y Pastranes; contra los Fascistas, Fascistos y Fascistes, y todas esas hordas de Hitlerianos, Hitlerianas y Hitleries. Ellos y la época de glacial de hielo son los responsables de las pandemias causadas por la EPS, de los Vargalleristas, Vargalleristos y Vargalleristes.
Hermanos del Quijote, de Aureliano Buendía, del sancochero Fayad, de Argamenón, acompáñenme en este tránsito por mis fluidos cósmicos en busca de la Paz Total. Los espero en la Plaza de Bolívar, donde les daremos tamal con chocolate, néctar misterioso de Moctezuma y de las salinas de Zipaquirá, donde fundé mi grupo insurgente infantil.
Ñapa: Este panegírico será leído el próximo domingo por todos los canales, canalas y canalos.
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