15 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La política es el arte de engañar con propósitos utilitaristas 

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Claudia Posada

Por Claudia Posada 

“Junto con el Ministerio de Educación Nacional y el Ministerio de Hacienda, continuarán explorando soluciones para mejorar las condiciones de financiamiento y garantizar el acceso y la permanencia de los estudiantes en las universidades. Es así como, a pesar de las restricciones presupuestales, el ICETEX mantiene su misionalidad de apoyo a la educación superior con tasas de interés más favorables que las del mercado financiero tradicional. Además, la entidad garantizará los desembolsos de matrícula para todos los colombianos que iniciaron o retomaron sus estudios en el primer semestre de 2025, cumpliendo con la programación establecida con las universidades”.

Esta es una nota de la página oficial del ICETEX en la que se informa sobre los compromisos de la dependencia gubernamental que facilita préstamos a estudiantes para acceder a universidades privadas. Entré a mirar qué había al respecto pues escuché parte de una entrevista radial que ya estaba finalizando y que me dejó preocupada; según la estudiante entrevistada – palabras más, palabras menos- “ya no será posible buscar recursos financieros en el ICETEX para matricularse en una universidad privada pues este gobierno acabó con esta entidad”; el periodista (no supe quién es) ante la rabia expresada por la estudiante, muy orondo lanzó su mejor pregunta ¿a raíz de esto, los estudiantes piensan salir a marchar en contra de tal situación? la joven respondió que no estaba enterada de ese plan pero podría darse.

Este es apenas un ejemplo entre cientos de los que nos encontramos, que nos hacen pensar en cómo, después de una información dada por una fuente, la tergiversación amañada da cuenta de otra cosa a la hora de  titular, como fruto de la irresponsabilidad en el ejercicio del periodismo que reemplaza con especulaciones el deber de canalizar adecuadamente la información; y entonces por eso nos imaginamos al periodista complacido en anunciar: “Estudiantes se preparan para marchar en contra de las decisiones del gobierno nacional que suspenderá ayudas financieras del ICETEX”. ¿Cuál podría ser la consecuencia de éste, un titular ajeno a la verdad?  La desilusión de centenares de muchachos que tenían esperanzas de ingresar a la universidad de sus sueños. 

He sido reiterativa en el daño que le hace la desinformación a la ciudadanía. Con el nombramiento del General Pedro Sánchez como ministro de Defensa, por ejemplo, las especulaciones no se hicieron esperar al afirmar que tal decisión del presidente era una improvisación más de las tantas que el mandatario ha tenido; algunos medios se deleitaron replicando los “muy seguros” inconvenientes que surgirían y el descontento de los altos mandos militares muchos de los cuales  pasarían a calificar servicios, además de lo deshonroso para ellos teniendo en cuenta cómo se estaba pasando por encima del protocolo militar. No ha sido así; y las preocupaciones expresadas por ciudadanos del común, confundidos con la información, pensando en las consecuencias de un nuevo y grave problema que empeoraría la situación tan crítica de zonas que en Colombia sufren por los hechos infames de grupos al margen de la ley, podrían haberse evitado si se cumpliera con el deber. Pero no es solamente a ese sector del periodismo irresponsable al que le debemos la agudización de la incertidumbre y la zozobra permanentes, también entre la clase política se puso de moda, desde la elección de Gustavo Petro, acudir a maniobras retorcidas para que la verdad de muchos asuntos de interés nacional que podrían dar algo de tranquilidad a la población, queden ocultos.  

Antes teníamos legitimadores de la información, eran personajes de reconocida credibilidad y solvencia moral, que públicamente reafirman lo bueno, lo malo o lo feo de datos y acontecimientos; ahora la legitimización de los hechos nacionales y locales la tienen los influenciadores, es decir, quienes ayudan a que vuelen noticias falsas, como aquella reciente que aseguraba la hospitalización del presidente Petro por sobredosis. El desconcierto de miles de colombianos que creen en todo cuanto ven y oyen en las redes sociales, lo mismo que en algunos medios de comunicación, los pone a decir y repetir que nuestro país va rodando por un abismo sin salvación. ¿Y cuál es el argumento para sembrar tales preocupaciones y miedo? Para que los argumentos sean creíbles, tenemos, por ejemplo, programas radiales especialmente en las noches, a los que invitan solamente a quienes digan sí a cuanta negación alarmante planteé el supuesto periodista que dirige el espacio; así, se garantiza la incertidumbre permanente que es fascinación entre periodistas y políticos que esperan “el verdadero cambio que nos garantiza otro gobierno”. Lo cierto es que, si de promesas incumplidas hablamos, es evidente que sectores del Congreso se han propuesto atravesarse al cumplimiento de los planes que éste, como todo gobierno de turno, quiere cumplir. Son vergonzosas las estrategias de las que echan mano en el Congreso para que algo bueno salga adelante; aunque saben que podrían remediarse algunos aspectos de la complejidad colombiana, es a tal punto lo que se aferran a sus ambiciones personales que no les importa el bienestar colectivo, éste, es sacrificado por satisfacer deseos personales.  

Otro ejemplo de cómo se estalla un escándalo desde los medios de comunicación tergiversando a las fuentes, es lo acontecido con las “solicitudes de cargos a directivos de la DIAN”, ese es un enredo de La Madonna. Medias verdades, presiones a las fuentes para que se comprometan, servidores públicos acorralados en un medio para que cante aunque no quiera cantar pues ya cantó en la Fiscalía, declaraciones de periodistas puestas en boca de funcionarios; finalmente la verdadera esencia del tema, es decir, cómo un señor lleva años aumentando su fortuna  gracias a contactos adentro de la DIAN supuestamente pagados para cumplir sus tácticas, se diluye; el foco al delicado asunto se puso más bien en las administraciones de la DIAN durante el gobierno actual. Así las cosas, con escándalos semanales, cuál de ellos el peor, con verdades y mentiras entremezcladas, la desazón no deja ver algo bueno, pareciera que nada, absolutamente nada positivo estuviera pasando, y no es así; se trata más bien de una orquestación para mantenernos acongojados, una táctica inexplicable si la buscamos lejos del meollo: La política es el arte de engañar con propósitos utilitaristas. 

¿Recuerdan las presentaciones fantásticas de los grandes magos? Ellos siempre tienen unos ayudantes que les colaboran para que el engaño sea colosal; su magia está en trucos asombrosos que nos divierten. Bueno, entre la clase política los “magos” también tienen ayudantes, son los medios de comunicación subyugados discriminadamente.